miércoles, 31 de octubre de 2012

La unidad, rara avis


Ayer se recogía la noticia en algunos digitales. Unanimidad en el Congreso para instar al Gobierno a la revalorización de las pensiones. Y, ojo al dato, era una propuesta de Izquierda Plural. Con independencia del contenido y la metodología utilizada en el debate, me quedo con el concepto de la unanimidad o, mejor dicho, la unidad, rara avis cuando en los tiempos que corren debería de ser el arma principal en la lucha contra la crisis. Aquí es en donde se refleja la miseria política, la pobreza de espíritu de los partidos. Con un país en la bancarrota económica, un deterioro social galopante, al borde de un ataque de nervios por utilizar el símil de esencias almodovareñas, con veleidades secesionistas en el peor de los momentos y brotes de militares golpistas como réplica, hundidos en la dictadura de la austeridad impuesta por Alemania y sin esperanzas a plazo corto, las formaciones políticas campan a sus anchas, cada uno por su lado, en este erial en el que se ha convertido España. La crisis debiera de ser, desde hace ya tiempo, objeto de un acuerdo similar a los recordados pactos de la Moncloa o mismo, salvando las diferencias, a otros consensos posteriores, entre ellos los conseguidos para preservar el fondo de las pensiones (pacto de Toledo) o para luchar contra el terrorismo. Nada descabellado eso último, porque, de hecho, empieza a haber riesgos de muerte y por supuesto ha cobrado dramática actualidad la alienación y exclusión social. Si en el peor momento de nuestra joven democracia los partidos no son capaces de sumar esfuerzos e ideas, es evidente que la historia los juzgará por el daño de imprevisibles consecuencias que están infligiendo a la ciudadanía y será una muestra de deplorable invalidez sobre la que sentirán vergüenza ajena las futuras generaciones.  

  

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