miércoles, 17 de octubre de 2012

Mareando la perdiz con las pensiones

El tema de las pensiones se ha convertido en un juguete en boca y manos de los políticos gobernantes de turno. Hay que ver como se especula con la manera de vender una revalorización de los ingresos de los jubilados pero sin incrementar de facto el poder adquisitivo de los mismos. Es decir, subir las pensiones, sin subirlas. El último "aumento" fue neutralizado por el IRPF y algunos afectados incluso mermaron en sus ingresos. Ahora se estudia una fórmula de IPC distinta a la convencional rizando el rizo del ridículo en la que es más una política de gestos que de realizaciones tangibles. Para contribuir al reino de la confusión en el que ya casi nos movemos como pez en el agua porque es lo habitual, viene el ministro Soria y anuncia que se subirán las pensiones aplicando el IPC de noviembre. Claro, ya lo están desmintiendo desde otras fuentes del Ejecutivo. Es lógico pensar que si el Gobierno estuviera decidido a mejorar las pensiones lo hubiera anunciado ante la convocatoria de dos elecciones inminentes, una de ellas de gran significación para el PP como es la gallega. Habrá que descartar, por consiguiente, que el asunto de las pensiones sea el único que se salve de la quema de tanto divino ajuste y recorte como, sin resultado alguno a la vista -he ahí lo absurdo de todo esto- se aplica y se seguirá aplicando por desgracia para la gran mayoría de los ciudadanos. Es ignominioso que este sector de la sociedad, el más vulnerable por un lado, como se suele calificar en el discurso político, y el que, por otro lado, está amortiguando los efectos de la crisis poniendo bajo sus alas a hijos y nietos, tenga que ser también sacrificado. Veremos qué sucede después del 21-O. Desde luego, no hay motivos para el optimismo. Parece que se tiene que cumplir la barbaridad de cuanto peor, mejor.

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