La
"reflexión" de Castelao Bragaña de que las leyes y las mujeres están
para violarlas constituyen una auténtica aberración en boca de una persona que
ejerce responsabilidades públicas y de larga trayectoria en la política. Y
si no lo fuera, sería igual de repudiable, pero acentúan la gravedad las
circunstancias que concurren en este individuo. Sus declaraciones son una auténtica
agresión verbal en el campo de la violencia de género, pero además invocan la
ley de la selva al poner a la misma altura el vigor y valor de las leyes. Tal
vez la opinión publicada se haya fijado más en el primero de los aspectos y
está justificado porque hablamos de personas y de la dignidad humana, pero el
hecho de que un político diga que las leyes están para violarlas tiene también
un serio alcance. Debería de haber sido cesado fulminantemente, sin esperar a
que dimitiera. Vemos, por otro lado, como un ciudadano, en la ya avanzada madurez
de la vida, es capaz de arruinar su trayectoria pública y denigrar su conducta
personal con solo abrir la boca y proferir tamaña barbaridad. ¿Sacó el monstruo que llevaba dentro?
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