¿Qué se le
pasará por la cabeza al consejero de Interior de la Generalitat catalana para
que en una intervención ante los Mossos saque el monstruo del enfrentamiento armado
en el contexto del debate soberanista que tan inoportunamente, por cierto, ha
planteado CIU? Sus manifestaciones son de juzgado de guardia si no penal o jurídicamente
sí, cuando menos, democrática y cívicamente.
Este Sr. Puig ha demostrado ser un político
peligroso, al que se le calienta la palabra y es capaz de hacer
pronunciamientos excitando e incitando a la policía catalana a intervenir en el
supuesto alucinante de un ataque "español" a aquella comunidad. A
este conseller y al coronel presidente de la Asociación de Militares Españoles
(AME), que invoca el estado de guerra en una entrevista concedida a una
televisión extranjera, por lo que se ve hay echarles de comer aparte y no estaría
mal incluso encerrarlos juntos para que diriman sus ansias belicosas con una
partida de mus o jugando a las bolas. Cualquier persona de sentido común sabe
que frente a un discurso subido de tono hay que responder con la templanza y la
moderación que se le exige a quien ostenta la representatividad y la
responsabilidad institucional. No resulta extraño que sindicatos de la policía
autónoma de Catalunya hayan tenido que salir inmediatamente al paso de la
"soflama" de Puig recordándole que los Mossos están al servicio del
ciudadano "y no queremos saber nada de su partido (CIU) ni de él",
señaló un portavoz. Por descontado, ante este tipo de actuaciones solo cabe la
reprobación sin paliativos.
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