Nos cabe el
triste papel de que nos vayan poniendo por el mundo adelante de ejemplo de
fracaso, de lo que no debe ser la gestión de un país. Además, el discurso procede de dirigentes de
naciones poderosas como son Francia y EEUU y por tanto la caja de
resonancia es de muchos megawatios, a nuestro pesar. Habrá que recordar que primero
fue Sarkozy, quien durante la campaña electoral del país galo arremetía contra
Hollande restregándole por las narices lo mal que lo estaba haciendo otro
socialista en España, José L. Rodríguez Zapatero. Ahora -hoy aparece en
titulares de algunos digitales- es el candidato republicano de los Estados
Unidos, Romney que dijo "no quiero que vayamos por el camino de
España" dando a entender que Obama nos emulaba. No hay mal que por bien no
venga. Al menos, cada vez más norteamericanos sabrán que existe España. Lo peor
es que nos ponen como paradigma de lo mal que hicimos y hacemos las cosas. Nos queda el consuelo de "La Roja",
Nadal, y nuestro Gómez Noya, por ejemplo, que son los mejores del mundo. En
deporte sí, en política, un desastre. Lo vemos y lo padecemos.
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