Cada vez suenan más voces que aconsejan a España que se
salga del euro. Alguno incluso profetiza que si nos quedamos lo pagaremos de
por vida. Esto lo dice el analista político del The Telegraph, Jeremy Warner. Pero tenemos también al Nobel de
Economía Krugman que se expresa en
términos parecidos, lo mismo que el profesor V. Navarro, al que he aludido en
más de una ocasión en mis "Acotaciones". A estos tres los he leído
ayer. Ponen de ejemplo a Inlgaterra y Suecia que no habían adoptado la moneda
única y que no están pasando apuros. Bien es verdad que puede haber quien esté interesado en romper la unidad de la UE. No
me he puesto a hacer números en la calculadora, carezco de argumentos propios,
me limito a leer a los que creo que tienen algo que decir. Pero, de entrada, al
margen del dilema, ya me gustaría que Rajoy lo utilizase, lo insinuase, hablase
de esa posibilidad entre líneas, para ver los botes que daría la canciller
alemana Merkel, que sabe que si España abandona puede producirse el efecto
dominó y sobrevenir el caos en la UE. Por otro lado, al no acogernos al rescate
se le esfuma la posibilidad de recuperar lo que se le debe. Pero el presidente del Gobierno español está
totalmente sometido a Alemania y si en algún momento la presionó fue teniendo
como escudo al italiano Monti, que en la cumbre de Junio llegó a amenazar con
la dimisión para que saliera adelante el rescate de la banca y otras medidas de
urgencia. Me hubiera gustado que, además de meterle el susto en el cuerpo a la
canciller, España mostrase cierta personalidad propia en la gestión de la
crisis y en las relaciones con la UE. Pero esto es pedirle peras al olmo. No
obstante, atentos, porque lo de la salida del euro cada día que pasa está en la
boca o en la pluma de analistas y entendidos. Caldo de cultivo: la desesperación
ciudadana con tanto sacrificio.
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