sábado, 31 de octubre de 2015

Tres décadas después, feliz reencuentro con el vigués Víctor M. Iglesias Viqueira, escritor y periodista

Algunos de los títulos publicados en los años ochenta por el escritor y periodista vigués
Víctor M. Iglesias Viqueira, en
foto retrospectiva
A punto estuve de recurrir al colega Paco Lobatón. Últimamente buscaba pistas por doquier. Lo daba por "desaparecido" desde hace muchos años, desde los ochenta, más o menos. Lo había conocido en mi etapa de delegado del Faro de Vigo en Ferrol. Los frecuentes viajes a Chapela, sede el periódico vigués, me permitieron acercarme a un periodista con una curiosa personalidad. Un tipo entrañable, inquieto, reivindicativo, cargado de humor-irónico en su análisis y visión de la vida y de la realidad más próxima. Es un escritor que utiliza el patrón de las greguerías de Gómez de la Serna para dejar caer su agudo pensamiento crítico sobre todo aquello que no le gusta. Pero en medio incluye abstracciones personales, definiciones divertidas, humoradas casuales. En algunos aspectos, me hace recordar a mi querido Álvaro Paradela, que también practicaba, entre otros, dicho género y como el médico, escritor y poeta coruñés-naronés, recurría a la edición de autor y enviaba su obra a los amigos.
            Hurgando por Internet vi que había ganado recientemente en el Ayuntamiento de Nigrán un concurso de cartas de amor, con motivo del San Valentín, leí también que solía participar -él reside en Sabaris, cerca de Baiona- de las tertulias de verano con Torrente Ballester y Carlos Casares, entre otros. Otra periodista, Nélida Pillado, a la que le llegó el recado que yo remití al Concello de Nigrán, obró el "milagro". Nélida está en facebook y me pasó diligentemente, gesto que mucho le agradecí, el teléfono móvil de Víctor Manuel Iglesias Viqueira (Vigo, 1947) al que no tardé en llamar.
            Primeras palabras de alborozo con la vista puesta en el pasado, treinta años atrás, e intercambio de informaciones acerca de nuestras respectivas situaciones personales. Jubilados los dos, claro. Ya había observado que no estaba en las redes, pero es que tampoco tiene, porque no quiere, correo electrónico. Es de los que se aferran a un pretérito romántico en el que la herramienta de trabajo era la máquina de escribir y el canal de comunicación, el correo postal. Menos mal que aceptó el uso del móvil.
           
Poco más de 48 horas por medio desde nuestro reencuentro telefónico, ayer, viernes, tenía ya en el buzón de casa la última de sus obras (2007) "La muñeca que fue a la escuela" y un folio, mecanografiado, con sus "Pensamientos de Mi-au" antaño y hogaño "Mono sapiens" que publica en el digital Xornal do Val Miñor. El opúsculo venía con la siguiente dedicatoria: "Para Germán Castro, por lo vivido, por lo que nos queda, polas nosas inquedanzas". Tengo guardados como oro en paño "Pensamientos de Mi-au" (1 y 2 de los años 1981 y 1984) "Retorno a Panolilandia" (1980), "Inédito-2" (1982). En una de estas obras recojo otra dedicatoria: " Para que Germán pueda sobrellevar la tarea. Si le queda tiempo, tras los 26 folios diarios de duro currele. Vigo, 16-11-1981". Se refiere, naturalmente, al trabajo que un servidor, junto con un dinámico y voluntarioso equipo,  rendía a la sazón para el Faro de Vigo.

            Nada más, por el momento. Iglesias Viqueira y yo hemos renovado nuestros viejos lazos de amistad. En mis tuits he recordado en los últimos tiempos sus "Pensamientos de Mi-au". Ahora lo haré también en facebook. Es una manera de reconocer el talento de este periodista, escritor y celeste amigo. El no lo verá porque dice que no le seduce este tipo de "modernidades", (las redes sociales), pero queda advertido de que sus "greguerías" o sentencias volarán "De Ferrol para el mundo". 

miércoles, 28 de octubre de 2015

La abnegada tarea de los correctores de textos


El pasado 27 se celebró el "día del corrector", establecido por la Fundación LITTERAE. Y quién es esta fundación? Es una institución dedicada a la lengua española. La difunde y promueve su estudio mediante la formación de correctores internacionales de textos para el trabajo editorial y en empresas, y el perfeccionamiento de su uso en la labor de los traductores de distintas especialidades. Empecemos por distinguir que una cosa es leer por placer y otra bien diferente leer para corregir. En definitiva, una cosa es leer por divertimento y otra que la lectura se convierta en un trabajo. Yo lo he comprobado en primera persona.

Cuando me incorporé al desaparecido Ferrol Diario, en el año 1974, el director en ese momento, el burgalés David Corral Bravo, me pidió que asumiese la tarea de corrector de pruebas del periódico toda vez que la persona que venía desempeñando este papel se había marchado de la empresa. La eventualidad estaba marcada por el tiempo que se tardase en buscar el relevo. No solo acepté de buen grado la encomienda sino que me vino al pelo para familiarizarme con algunos aspectos de la producción relacionados con el funcionamiento de los talleres: linotipistas, cajistas, el plomo, la rotoplana, etc, y con el propio lenguaje periodístico, aunque este ya lo venía practicando desde unos diez años antes, en mi época de periodista amateur, es decir, cuando mi modus vivendi era otro. Fue una prueba de fuego porque tenía que atender no solo a la típica gazapería sino a cuestiones de estilo. Pero una experiencia muy fructífera. 

La enseñanza fue que una vez visualizadas un buen número de pruebas o galeradas, la vista empezaba a fallar, empezaba a leer mecánicamente, el grado de concentración se resentía, lo que obligaba a hacer un alto en el camino, que yo aprovechaba para subir (porque estaba en la planta alta) a la Redacción y relajarme, pero a veces las prisas, casi siempre inevitables, impedían el tempus de recreo, que diríamos en el lenguaje escolar, y había que tirar para adelante, pese a las rutinas y otros vicios. Siempre recordaré algunas de las erratas que se me colaron, fallos que me cabreaban mucho cuando al abrir el periódico al día siguiente lo primero que me saltaba a la vista era la falta de ortografía, o la palabra repetida, o una mala concordancia...Un buen corrector de textos es como un jardinero que lucha contra las malas hierbas, las ramas superfluas, las hojas muertas. Felicito, pues, a los correctores ortotipográficos y les transmito todo mi aliento en su compleja tarea, por eso, porque más o menos la conozco y sé lo que se sufre cuando los despistes te juegan una mala pasada.

domingo, 25 de octubre de 2015

Nova cita nos Vilares de Guitiriz

Pastora Veres
Hoxe marcharei pola tarde aos Vilares de Guitiriz. Alí, na Casa Habanera, vai ter lugar unha especie de revisión de galeradas, e dicir, dos textos de todos os entrevistados por Pastora Veres para a obra "Os Vilares, lareira de soños". Eu tamén ando entre os elixidos, porque así o quixo a autora, enterada dos meus lazos de sangue coa terra chairega. A miña nai era  -van cumprirse dez anos do seu pasamento- dos "Camuza" de Lea e o meu pai -falecido en decembro do 1979- procedía do lugar dos Manchás, ambos espazos territoriais pertencentes á parroquia dos Vilares. O tema foi motivo dunha conversa que mantivemos nunha visita que tivo a xentileza de facerme, hai xa algún tempo, Pastora Veres, que viña na compaña da súa filla, Clara e de Antón de Guizán. Aquí, en Papoi, quixo que lle contara algo da rama mancharenga. Naturalmente, ao falar dos Manchás saiu a figura do esgrevio poeta Díaz Castro. Agora quere que lle demos un repaso, en sesión comunitaria, antes de que o material pase definitivamente ao prelo. Pastora, ten alma de xornalista, houbera sido xornalista, pero as circunstancias da vida levaronna por outros vieiros. Estou convencido de que destacaría en calquera dos xéneros, aínda que probablemente na area da investigación e do reporteirismo brillaría especialmente, labor que estaría presidido polo seu marcado activismo e compromiso social. Pois mira por onde, está a facer un traballo de recuperación con varias frontes abertas: antropolóxica, etnográfica, social, patrimonio material e inmaterial, a través dos testemuños de vilaregos de aquí e de acolá, xa que en máis dun caso tivo que desprazarse para valeirar a memoria histórica de xentes maiores que atesouran vivencias, experiencias, anecdotario. "Os Vilares, lareira de soños" ten asegurado o éxito antes de sair da imprenta. Foron moitas as familias coas que estableceu contacto a autora, familias que agora estan expectantes e desexando ver o produto do traballo e inxente esforzo de Pastora Veres. Hoxe, paso decisivo.