Algunos de los títulos publicados en los años ochenta por el escritor y periodista vigués |
Víctor M. Iglesias Viqueira, en foto retrospectiva |
A punto estuve de recurrir al colega Paco Lobatón. Últimamente buscaba pistas por
doquier. Lo daba por "desaparecido" desde hace muchos años, desde los ochenta,
más o menos. Lo había conocido en mi etapa de delegado del Faro de Vigo en Ferrol. Los frecuentes viajes a Chapela, sede el
periódico vigués, me permitieron acercarme a un periodista con una curiosa
personalidad. Un tipo entrañable, inquieto, reivindicativo, cargado de
humor-irónico en su análisis y visión de la vida y de la realidad más próxima.
Es un escritor que utiliza el patrón de las greguerías de Gómez de la Serna
para dejar caer su agudo pensamiento crítico sobre todo aquello que no le
gusta. Pero en medio incluye abstracciones personales, definiciones divertidas,
humoradas casuales. En algunos aspectos, me hace recordar a mi querido Álvaro
Paradela, que también practicaba, entre otros, dicho género y como el médico,
escritor y poeta coruñés-naronés, recurría a la edición de autor y enviaba su
obra a los amigos.
Hurgando por Internet vi que había
ganado recientemente en el Ayuntamiento de Nigrán un concurso de cartas de
amor, con motivo del San Valentín, leí también que solía participar -él reside
en Sabaris, cerca de Baiona- de las tertulias de verano con Torrente Ballester
y Carlos Casares, entre otros. Otra periodista, Nélida Pillado, a la que le
llegó el recado que yo remití al Concello de Nigrán, obró el
"milagro". Nélida está en facebook y me pasó diligentemente, gesto
que mucho le agradecí, el teléfono móvil de Víctor Manuel Iglesias Viqueira (Vigo,
1947) al que no tardé en llamar.
Primeras palabras de alborozo con la
vista puesta en el pasado, treinta años atrás, e intercambio de informaciones
acerca de nuestras respectivas situaciones personales. Jubilados los dos,
claro. Ya había observado que no estaba en las redes, pero es que tampoco
tiene, porque no quiere, correo electrónico. Es de los que se aferran a un
pretérito romántico en el que la herramienta de trabajo era la máquina de
escribir y el canal de comunicación, el correo postal. Menos mal que aceptó el
uso del móvil.
Nada más, por el momento. Iglesias
Viqueira y yo hemos renovado nuestros viejos lazos de amistad. En mis tuits he
recordado en los últimos tiempos sus "Pensamientos de Mi-au". Ahora
lo haré también en facebook. Es una manera de reconocer el talento
de este periodista, escritor y celeste amigo. El no lo verá porque dice que no le
seduce este tipo de "modernidades", (las redes sociales), pero queda
advertido de que sus "greguerías" o sentencias volarán "De
Ferrol para el mundo".
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