No me puedo
creer la que se está liando con una posible intervención militar en Cataluña. Ya
toqué este asunto en un par de ocasiones, pero es que el tema cobra cada día que pasa nueva dimensión, basada en un imaginario
ataque de las Fuerzas Armadas como respuesta al ultimátum de Mas. Hasta un
grupo de eurodiputados tienen miedo y escriben una carta pidiendo que Rajoy desmienta
estas supuestas acciones. A todo esto un catalán de IU creo que ha dicho en una
radio que cuando pasan los aviones por encima de Barcelona siente un hormigueo
o algo parecido. El expresidente Aznar también ha terciado, faltaría más,
aconsejando a su discípulo Rajoy a que haga las reformas necesarias antinacionalistas
para cerrar la puerta a la deriva secesionista. En fin, una espiral de despropósitos
que arrancan cuando a unos militares en la reserva se les ocurre soltar la
amenaza de intervención militar ante la bravuconada, todo hay que decirlo, de
Mas que un día después de la Diada se levanta decidido a plantear el plan
soberanista sí o sí, por encima de interpretaciones legales y de lo que haga
falta. Y es entonces cuando se organiza todo este lío virtual. Se especula, no
sin razón, de que Mas plantea el debate para tapar el fracaso de su gestión y
lo hace escenificando una aparente firmeza en el reto. La iniciativa les viene
al pelo a unos militares en la reserva con veleidades golpistas que advierten
de la posibilidad de intervención de las FFAA haciendo una interesada
interpretación de la Constitución. Y el Gobierno de Rajoy calla y no los
reprende cuando tenía sobradas razones porque llegan a insultar y degradar a su
ministro de Defensa. El silencio gubernamental, otra de las claves. Interesa
que cundan estos mensajes. Y ahí nos encontramos el resto de los ciudadanos
entre un Mas que se suelta la melena de malas formas, unos insensatos con
galones, aunque estén retirados, que entran al trapo (ya les tardaba) y
amenazan con sacar los tanques y un Rajoy que con su actitud pasiva
"jalea" el enredo, que tampoco viene mal para sus intereses a la
vista de la que le está cayendo con la gestión de la crisis. A veces pienso que
no les falta razón a los analistas extranjeros cuando nos retratan como un país
de pandereta y castañuela. Penosa imagen.
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