Mi avidez no
conoce límites. Me gusta hurgar, sobre todo, en viejos legajos, en periódicos
antiguos, en revistas añejas y de esta
guisa llegué, recientemente, a través de la hemeroteca digital de la Biblioteca
Nacional de España a un número de Solidaridad Obrera (Barcelona) fechado en el
09-09-1937, en plena contienda civil, en el que se resalta la heroicidad del marino
José Fonticoba que luchó hasta morir en la defensa de la villa de Mugardos. Yo conocía
generalidades de la resistencia mugardesa y la tragedia de Amada García, a la
que esperaron que diera a luz para fusilarla, así como diversos testimonios recogidos en distintas publicaciones, entre ellas FerrolAnalisis, de la autoría, en este último caso, de Xoán Rubia. Pero aquí me encontré con el, para
mi, ignorado caso de este hombre, tratado en el titular de la publicación como
"héroe y mártir de la Revolución Española", bajo el paraguas de la
sección "Marinos rojos en el mar leal". El reportero dice que sin
pertenecer a partido u organización alguna supo defender a su pueblo natal
contra la invasión fascista". Fonticoba había ingresado en la Escuela de Aprendices
Marineros "especie de inclusa militar que la Monarquía tenía en la Marina
para mejor modelar los espíritus de los que, siendo niños, e impulsados por la
necesidad se veían obligados a acudir a ella". Al formarse los grupos de
defensa antifascista en la Flota, Fonticoba no quiso formar parte de ellos y se
limitó a decir "cuando llegue el momento si se me llama contestaré
¡presente! Y, en efecto, al iniciarse la sublevación el 19 de julio del 36,
Fonticoba reaccionó, se reunió con las fuerzas sociales y pasó a liderar el
movimiento de resistencia en Mugardos. El relato sigue con todo tipo de
pormenores para terminar explicando que Fonticoba, cayó en la defensa de la
villa, ante la superioridad de efectivos y municiones de los facciosos. "Fue
precisa la intervención de la aviación y las baterías de San Juan, emplazadas
en el muelle de Ferrol"...a las cinco de la tarde del día 21 de julio, las
tropas rebeldes consiguieron apoderarse de Mugardos...en la plaza del pueblo un
grupo de valientes trabajadores y nuestro bueno y ejemplar José Fonticoba,
cercados por todos los sitios no tardaron en perecer ante el fuego intenso de
los asaltantes. El último en morir fue el heroico Fonticoba. Su postrer aliento
fue para dar un viva a la Revolución".
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