Hasta mis manos ha llegado un trabajo de investigación
titulado A Carta do Cura de Esmelle. Un
texto inédito de 1827, del que es autor Gonzalo Navaza, escritor, traductor
y estudioso de la toponimia, que se incluye en una serie de estudios bajo el epígrafe
"Os papés d'emprenta condenada, volume II", que edita el Consello da
Cultura Galega. Se trata de una pieza literaria de carácter satírico, en verso.
El autor de la investigación y feliz hallazgo dice que es un conjunto de tres
textos "debidos polo menos a dúas mans". El citado cura se llamaba
José María Fuente Montenegro (Becerreá, 1764- Esmelle, 1842). En la carta, le
cuenta a un amigo como huyó de un tal Pico que el día del patrón, San Juan, le
apareció de improviso autoinvitado para participar en el almuerzo festivo,
objetivo que no cumplió el visitante al zafarse de él, refugiándose en la iglesia, el
reverendo José María. Es muy simpática toda la narración. Me llamó la atención,
como digo, este interesante trabajo y busqué coincidencias con algunas
anotaciones que yo tenía extraídas de mis "viajes" por la hemeroteca
digital de la Biblioteca Nacional de
España. Por ejemplo, Gonzalo Navaza refiere que este cura sufrió durante su
ejercicio en Esmelle el robo de objetos. En efecto, en La Revista Española de fecha 05-09-1835 se inserta una reseña que
dice: "En la iglesia de San Juan de Esmelle han sido robadas las alhajas
siguientes: un cáliz de plata con patena dorada y una cucharita de lo mismo, el
vaso o copa de otro más usado con patena dorada, un viril de plata y dos
jarritos o ampollas de plata, suplicándose a las autoridades y demás personas
que tengan noticia de las referidas alhajas la den al Sr. alcalde mayor de
Ferrol".
También localicé una curiosa nota satírica en la que
en este caso se denunciaba el comportamiento de otro cura de Esmelle, que ya no
se corresponde con Fuente Montenegro, ya que este suelto periodístico data de
1885, cuando ya había fallecido el protagonista del relato anterior. Tampoco se
identifica al presbítero. Dice lo siguiente: "El curita de San Juan de
Esmelle es un santo. Empezó a ejercer la caridad ¡oh modestia! a son de
trompeta cuando llegó al pueblo, y hoy ¡ángel mío! presta a medio real por duro
al mes. No exige a sus feligreses ¡oh desinterés! que le paguen en el acto,
¡hijo de mi alma! contentándose con cobrarles luego ¡inocente! unos reales más
por réditos. Y en estas virtuosas ocupaciones, en visitas a una amiga que tiene
en la parroquia de San Roque y en ser visitado por una feligresa, pasa mi
pobrecito las horas de esta miserable existencia, haciendo méritos para gozar
de la eterna. ¡Ah, si hubiera muchos así! (El
Motín, Madrid, 15-05-1885).
Por último, una escueta nota publicada en La Iberia el 25-09-1875, diez años antes
que la anterior y que no sé si se trata del cura frivolón a que se refiere El Motín, dice "El cura de San Juan
de Esmelle detenido en Ferrol, ha sido trasladado al Castillo de San Antón de
La Coruña". No da más datos. Me quedé con las ganas de saber los motivos
de la detención de este "crego" del rural. Lo que, desde luego, queda
de manifiesto es que entre el siglo XVIII y XIX los curas de Esmelle dieron que
hablar.
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