Es
importante que la huelga general transcurra sin incidentes de mayor consideración.
Y digo esto último porque entra dentro de la normalidad el episodio aislado,
que nunca falta. No obstante, habrá que esperar a que pasen las horas para
poder llevar a cabo un balance, si bien las valoraciones serán siempre muy
relativas porque los ciudadanos seremos sujetos pasivos de la manipulación de
cifras, según el color, es decir, según los convocantes o el Ejecutivo.
Será también susceptible de análisis y valoraciones la participación e
incidentes que se registren en otros países que también estaban convocados a la
huelga general, como Portugal, Grecia e Italia. Es la primera vez en el
presente siglo que se realiza un llamamiento internacional contra las medidas
de austeridad y degradación de conquistas sociales que estaban ya consolidadas,
sacrificios que se hacen recaer en las clases populares y que hacen especial
mella en los menos favorecidos. Como telón de fondo emocional, al menos en
España, está el conflicto colateral de los desahucios que han movilizado la
conciencia colectiva viéndose obligados las dos grandes formaciones políticas a
sentarse para encontrar una urgente solución. Lo de siempre. La sociedad por
delante de la rémora política. Vamos a ver si los impulsos y las tensiones no
van más allá de lo habitual. La movilización pacífica, sin saltos violentos,
contribuirá a proyectar una imagen de cordura y sensatez que también conviene
preservar.
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