Veo
que el Diario de Ferrol de hoy lleva
a su portada un proyecto largamente acariciado y nunca concluido "Abrir
Ferrol al mar". El actual alcalde compareció ante los medios de comunicación
locales para desempolvar esta iniciativa que ha cubierto una parte de su
recorrido por la carretera de circunvalación, pero que no ha tenido continuidad
en el tiempo. El escritor y académico Gonzalo Torrente Ballester escribió en
tono crítico allá por la primera década del siglo pasado que Ferrol era una
ciudad que vivía de espaldas al mar. Es cierto. Los ferrolanos sabemos que lo
tenemos al lado, lo olemos, lo intuimos, sus aguas casi nos están mojando los
talones, pero no lo vemos porque lo tapan las murallas. Tenemos, eso sí, la
opción de desplazarnos al "outeiro" de Canido y nos quedaremos con la
estampa de la bahía de A Malata. Incluso si miramos más hacia el sur, hacia la
bocana de la ría, las instalaciones portuarias, terrenos ganados al mar, privan
también de su contemplación. "Vivo al lado del mar, en un pueblo donde
perder es lo normal" canta el ya histórico grupo de música pop ferrolano
"Los Limones". Por cierto que el autor de la letra combina esa señal
de identidad con lo que parece ser un fatal designio, lo que no es de extrañar
ya que la propia banda y su líder Santi Santos han crecido a caballo de la
depresión económica de la comarca, la mal llamada "reconversión". Pues
bien, abrir Ferrol al mar continúa siendo un reto para los gestores políticos
locales que, en el camino se han encontrado con la reticencia cuando no la
oposición de las autoridades de la Marina a la que si bien ya no le vale el
argumento de vincular una muralla de cuatro o cinco metros de altura con la
seguridad del recinto, no ha dejado de aducir razones de valor histórico y patrimonial,
además de advertir, eso es verdad, que si se tira la muralla aparecerán a la
vista una serie de barreras constituidas por las naves o galpones que jalonan
el recorrido del Arsenal militar. Vamos a ver como se sale adelante. De momento
se anuncia que hay una partida de dinero, 500.000 euros, pero falta la
elaboración del proyecto que llevará implícitos los plazos de tiempo. En política
muchas veces del dicho al hecho va un trecho.
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