Realmente, la enseñanza que se extrae de lo que viene ocurriendo con el río revuelto de la crisis es singularmente cruel. Que todo, o casi todo el tinglado financiero haya sido gestionado de manera nefasta y que el gran agujero creado tenga que ser resarcido por los bolsillos de todos los administrados, venga el dinero de Europa, del FMI o del sursum corda, resulta a todas luces incomprensible y desde todo punto de vista repudiable. A toda esta gente que se llenó los bolsillos a reventar para marcharse de rositas con la aureola de haber sido unos grandes prohombres de las finanzas, cuando en realidad condujeron los negocios a la bancarrota y nos hundieron a todos en la angustia del desempleo y de las dificultades para lograr la supervivencia, a este gente digo habría que llamarlos a capítulo y según fueren las responsabilidades aplicarles el castigo merecido, incluida una singular penitencia a la sombra por una larga temporada. Salgamos antes o después de este caos que nos envuelve y nos irrita, el daño ya está hecho y vamos a ver hasta donde y como alcanza el sacrificio. Menos mal que estos últimos días la prima de riesgo ha dado una tregua, aunque me temo que sea una situación ficticia porque todo está a expensas de esas evaluaciones del sector bancario que se han encargado a unos auditores supuestamente imparciales e independientes y de conocer las escalofriantes cifras que se inyectarán a los bancos. Mientras tanto, Hollande ha emprendido una cruzada contra Merkel y buscará en fechas inmediatas alianzas con Italia y España para frenar los impulsos de la canciller alemana, cada vez más antipática en su actitud no solo para los españoles sino incluso para el resto de países europeos. Yo estoy asombrado del viraje que le ha dado ya a la política francesa y europea el flamante presidente galo Hollande. ¿Dónde queda aquel Sarkozy que le bailaba el agua constantemente a Angela Merkel, con risitas, gestos endulzados y carantoñas de todo tipo, actuando de puro convidado de piedra, aunque lo vistiera de forma grandilocuente de cara a la pantalla mediática con eso del eje franco-alemán? Hay que ver como en plazo récord le ha dado la vuelta a la tortilla con su teoría de no a la austeridad por la austeridad y sí a medidas que impulsen el crecimiento y estimulen el empleo. Como ya dije en anteriores reflexiones, a Mariano Rajoy lo vino Dios a ver y de hecho ayer, en comparecencia con el primer ministro holandés, se le vio un poco relajado, marcándose algunas ironías que los politólogos tradujeron enseguida como un golpe en la mesa ante el babélico panorama que vienen describiendo algunos de sus ministros. "Si quieren saber, pregúntenme a mi" señaló si bien cayendo en la contradicción de su habitual esquiva a los medios de comunicación. Seguiremos poniendo la atención en esta no por dramática menos apasionante historia de la crisis que nos asfixia.
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