Si he de ser sincero, y debo de serlo, no me esperaba nada del otro mundo de la entrevista que varios periodistas hicieron ayer a Rajoy. Yo caricaturizaba las cautelas -fue un diálogo de nadar y guardar la ropa- con la siguiente pregunta y correspondiente respuesta
-Presidente, ¿cómo va lo del rescate?-Pues, por un lado ya ves y por el otro ¿qué quieres qué te diga?
Una respuesta muy a la gallega, como es él, de esas que articulas palabra pero no dices nada. Por cierto, fue muy celebrado en twitter. Un número importante de tuiteros reenviaron la "caricatura" a sus seguidores, la marcaron como favorita, alguno incluso se dio de alta como seguidor. Es decir, tuvo cierto éxito. Retomando la entrevista, observé que una de las preguntas que peor llevaba era la de la posibilidad de recortar los ingresos de los pensionistas. El otro día contestaba que por el momento no pensaba tocarlas; ayer, en una primera ocasión fue tajante, cuando dijo no las tocaré, además justificaba su categórica respuesta diciendo que ese colectivo era el más indefenso. Pero a la segunda vuelta, porque los periodistas insistían, manifestó no tengo interés en tocarlas. Si lo vuelven a emplazar pienso que, después de marear tanto la perdiz, podría haber dado la respuesta que todos, de manera especial los pensionistas, nos tememos. Una segunda lectura de lo visto y oído es que esas cautelas en hablar del rescate y anunciar medidas impopulares pueden tener su razón de ser en las elecciones que se avecinan en País Vasco y Galicia, de manera singular en nuestra comunidad autónoma en la que el PP tiene mayoría absoluta que, según algunas encuestas, podría peligrar con el desgaste de la crisis. ¿Por qué y para qué compareció? Es obvio que la política de comunicación le ha fallado estrepitosamente en los meses que lleva gobernando y se deduce de unas declaraciones que Rajoy hizo recientemente, que quiere dirigir y protagonizar personalmente esta faceta.
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