Decía ayer en twitter, medio en broma medio en serio, que la
operación Pokémon tenía ciertos paralelismos con la Gurtel valenciana, aunque
en el caso de la gallega se "respetaba" la pluralidad ideológica a la
hora de repartir "dividendos". Así como en la Gurtel aparecen solo
las siglas del PP, en la Pokémon son imputados cargos públicos del PP, PSOE y
BNG. Sin duda alguna, estamos ante un salto cualitativo en la espiral de
corrupciones que cual rosario de cuentas inacabadas se vienen registrando por
la geografía española, si es que, al final a estos que ahora son solo imputados
se les prueban los delitos de los que se les acusa. Menuda tostada para los
partidos aludidos que afrontan unas elecciones a la vuelta de la esquina, a menos
de un mes de distancia. Seguro que los dirigentes de esas siglas estarán que
trinan contra la jueza que tiene el caso en sus manos. Bien podría destapar el
asunto después del 21-O, pensarán muchos de ellos. De hecho ya hubo
declaraciones en las que se insinuaba intencionalidad. Es tal la ola de sobornos,
prevaricaciones, cohechos entre otras figuras delictivas, que resulta muy difícil
hacer ver a los electores que estos son casos excepcionales. Al contrario, lo
que se tiende a pensar es que habrá muchos casos más sin descubrir y que esto
solo es la punta del iceberg. Incluso hay personas que creían y creen que esta
práctica por habitual es legal. Si eres empresario y quieres una adjudicación
se paga el correspondiente "peaje" al sujeto que decide y también
ingresas unos dinerillos en las arcas del partido correspondiente y aquí paz y
después gloria. La picaresca, la ambición ilimitada, la escasez de valores como
la ética y la honestidad están tan interiorizados por la sociedad que lógicamente
este tipo de conductas se manifiestan como margaritas en primavera. No somos únicos.
La corrupción es un fenómeno generalizado, aunque más en unos países que en
otros. Pero el mal de muchos no consuela, ni justifica. En realidad, no sé muy bien si el poder corrompe o si el candidato va al poder con ánimo de corromperse.
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