Fernando Vivanco, en la ausencia

Fernando Vivanco y Patricia Adriani en
"7 calles" de Juan Ortuoste

Dedico hoy mi recuerdo a un ferrolano que acaba de fallecer el pasado día 7. Me refiero al actor Fernando Vivanco Sánchez. Hace pocos días, en una tertulia en la que participaba el que suscribe, se le mencionó, precisamente porque su salud había entrado en un proceso irreversible, terminal. Ayer vi su esquela en Diario de Ferrol, esquela de agradecimiento, con muchos silencios, desnuda de textos convencionales. Intuyo que ese era su deseo. Fernando Vivanco ha intervenido como actor secundario en innumerables películas de directores tan conocidos como Fernando Colomo, Imanol Uribe, Pedro Almodóvar, José Sacristán, García Berlanga o José L. García Sánchez, entre otros muchos. Había afincado su residencia en Madrid desde hace décadas. Últimamente, sabía de su vida a través de su hermano, un prestigioso profesional de RNE, Jesús Vivanco, ahora jubilado, también radicado en la capital de España, pero con segunda residencia en los aledaños de la urbe naval. Hubo un momento en que buscó también una vivienda alternativa en su Ferrol natal, pero al final no encontró lo que él quería. Conocí a Fernando Vivanco cuando era un niño. Más o menos debemos de ser coetáneos. Coincidimos en el Seminario menor de Vilanova de Lourenzá . En la memoria tengo que entró al "convento" como un elefante en una cacharrería. Aquel niño, de diez o doce años, mostraba una rebeldía y una hiperactividad claramente premonitorias de que su paso por el internado sería efímero. Su reino no era de aquel mundo. En efecto, al año siguiente de su ingreso Fernando era ya un exseminarista. Luego le perdí la pista hasta que le vi aparecer en algunas películas y creo que también en alguna serie de televisión. Este hombre, de conocida familia ferrolana, que hizo de las artes escénicas su razón de ser, que encarnaba en la vida real el talento y la controversia de sus personajes, que protagonizó, como queda dicho, una prolífica carrera en la filmografía española, ya no está. Acaba de protagonizar el salto cósmico, la última travesía. Acaba de pasar página al libro de la vida. Sentimos con sus deudos el dolor de la ausencia. Lo recordaremos.