Lo de Cataluña: elecciones anticipadas y anhelos
independentistas. Si se mira de un lado se puede decir que es de lo más
inoportuno plantearse el debate soberanista ahora con la que está cayendo. Éramos
pocos y parió la abuelita. Si se trata de meter uno en la piel de Mas,
partiendo del hecho de que los políticos piensan más en clave partidaria que en
los intereses generales, parece que es el momento idóneo para anticipar los
comicios ya que su gestión está muy agotada o fracasada y al pelo le vino esa
manifestación tan numerosa de la Diada a la que no fue pero que ahora intenta
capitalizar para recuperar imagen y, lo que es más importante para él, los
votos lanzando el mensaje de que la culpa de todo el descontento social lo
tiene España. A mi modesto entender, Mas ha emprendido una huída hacia adelante
de sumo riesgo porque introducir ese debate incita a la fractura social en circunstancias de gran desazón. Habrá
mucha gente que quiere la independencia pero habrá mucha otra que no. Falta por
ver cual sería el resultado final, aunque las encuestas apuntan a que las
ansias secesionistas se han multiplicado en los últimos años. Sin lugar a
dudas, habrá que esperar a ver los programas electorales, pero las elecciones
anunciadas para Noviembre podrían ser un plebiscito sobre la cuestión
soberanista. Cayo Lara decía ayer que Mas quería pescar en el río revuelto de
la crisis levantando la bandera de la autodeterminación e independencia. Está
claro, todo el mundo lo ve. En este contexto, estoy con quienes exigen a los
partidos, sobre todo a las dos grandes formaciones, una actitud inequívoca. Llega
el momento en que medias tintas o nadar entre aguas no es recurso
aconsejable. La sociedad tiene que saber qué ocurre con este asunto que, con
gran megafonía, se está sometiendo a debate en los medios. Tiene que saber a qué juega cada
cual. Por supuesto, condena y reprobación a quienes quieren hacer saltar las
alarmas y mandar los tanques a Barcelona. Ayer, la AUME, asociación que integra
a militares en activo, lo dejó absolutamente claro. Su portavoz Casado cree que
"nadie debe hablar en nombre de las Fuerzas Armadas, ya que éstas no
pueden apartarse de su mandato constitucional de estar al servicio del pueblo a
través del Gobierno y las Cortes Generales". Decía también que es un tema
político que tiene que sustanciarse en las instancias pertinentes y se
reafirmaba en la neutralidad que deben de observar las Fuerzas Armadas. Como
tiene que ser.
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