Si uno critica al PP que es el que
está en el Gobierno y lógicamente el primer destinatario, la primera diana, es
un rojo, especie a extinguir, por cierto; si la critica va dirigida al PSOE
puede ser dos cosas, o de derechas o un radical de izquierdas, antisistema o
vaya usted a saber. El periodismo no alineado, al parecer no se contempla, no
existe o no vende. A lo que hemos llegado. Yo creo que hoy cualquiera que sea simplemente
razonable se habrá convertido en un revolucionario. Vivimos de un tiempo a esta
parte en el reino del sinsentido. A diario saltan a los titulares de los medios
de comunicación declaraciones merecedoras de ser incluidas en la antología del
disparate, cuando no tramitadas en el juzgado de guardia por el peligro que
entrañan de alteración de la paz social. Además, como en otra ocasión creo que
apunté, los ciudadanos corremos el serio riesgo de acostumbrarnos a la mentira,
el despropósito, la chabacanería , como algo normal. Voy al grano y con
ejemplos, que es como mejor se retienen las cosas. Hay que echarle un par para
decir lo que dijo Dolores de Cospedal, cuando ni corta ni perezosa, sin pudor
ni rubor alguno, señaló que los despidos son "un bien común para la
comunidad". Le voy a permitir la redundancia, pero ni una concesión más. Un
despido laboral fue siempre considerado como una calamidad social, un misil a la línea de flotación de la
estabilidad familiar, un episodio que sacude la salud física y mental de los
individuos. Pues bien, a esta gran pensadora debemos el hallazgo semántico , de
gran calado conceptual, de que despido es igual a bien común de cuya premisa
cabe concluir que a mayor número de despidos, mayor bienestar común. Es decir,
un insulto a la inteligencia.
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