La visita de Luis de Guindos a Berlín fue un fracaso. Ofrecer como balance que ambos países piden la premura de lo acordado el 29 de junio acerca de la unión bancaria de la UE es casi rayar el ridículo, sobre todo porque es la propia Alemania la que tras dicho acuerdo, en el que se incluía la recapitalización de la banca española, que fue la noticia principal, empezó a restar importancia a lo hablado, anunciando que iba para largo, cargando las tintas sobre las condiciones, etc. Desconozco que llevaba en la cartera De Guindos, pero si para eso fue a verse con el titular de finanzas del equipo de Merkel no cabe otra conclusión que la que acabamos de expresar. El ministro español continuará hoy su ronda de visitas, pasando por Francia en donde creo que Hollande ya no sabe qué hacer con nuestro país. Por si fuera poco, De Guindos ensombrece su hoja de ruta tras atribuir España un acuerdo conjunto con Italia y Francia que estos se han apurado en dementir en virtud del cual se presionaba a la UE para que cumpliese lo pactado a finales de junio. Además de credibilidad cero o por eso mismo las otras dos naciones no quieren que se les mezcle con el histerismo que viene mostrando el Ejecutivo español al que le quedan tres telediarios para que decida sobre el rescate, el default o la salida del euro. En este momento, España parece estar sola ante el peligro y en esa situación tiene poco o nada que hacer. Es penoso ver como los gobernantes españoles andan dando tumbos, van de aquí para allá pidiendo apoyos, pero su discurso carece de eco y en todo caso se recurre a declaraciones rutinarias, carentes de contenido. Está claro que ese no es el objetivo con el que salió de Guindos a viajar por Europa. Mientras tanto Mariano Rajoy ni está ni se le espera, sigue recluido en la Moncloa, desesperado, supongo, porque el país está a punto de caer en la quiebra y no tenga más remedio que pedir el rescate como Estado.
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