La verdad es que la jornada del martes nos dejó buenas noticias. No diré esperanzadoras porque los analistas ya han tirado de la cautela para advertirnos de que nos levantamos pero volveremos a caer. En cualquier caso, nos permitiremos vivir y disfrutar el presente que es lo que nos queda. Hemos visto como el paro en junio ha pegado un bajón impresionante, el mejor junio de los últimos dieciséis años, titulaban ayer algunos de los periódicos digitales. Claro, estos movimientos pendulares súbitos siempre suscitan cierto mosqueo. Los especialistas en la materia dicen que es un dato estacional, que el turismo está introduciendo equilibrios en la crisis, pero que al final de temporada volverá el llanto y el crujir de dientes, valga la expresión de tono bíblico. En efecto, hay que esperar para ver si los datos se convierten en tendencia o si se queda en lo que muchos temen, un puro espejismo o un fenómeno puntual. Siendo la cifra de 98.853 parados menos en el pasado mes una noticia de impacto favorable, la estadística nos recuerda que se registra un desempleo juvenil del orden del 52% y esto sí que es lamentable. Por otro lado, la jornada del martes nos dejó la tendencia a la baja de la prima de riesgo y la subida de la bolsa. Desde el exterior vemos como Christine Lagarde, responsable del Fondo Monetario Internacional, que lo mismo nos da una de cal que otra de arena, valora de manera positiva la recapitalización directa de la banca, concesión hecha por Merkel bajo la presión de España e Italia con apoyo de Francia, que le está costando ya a la canciller serias reprimendas, entre ellas la de su compañera de viaje, la Unión Social Cristiana que amenaza con romper la coalición. Pero marejadas internas de otros países al margen, en España Mariano nos ha vuelto a poner la espada de Damocles encima con el anuncio de nuevas reformas y ajustes. No parece que quiera escuchar a personalidades del ámbito de la Economía que como el Nobel Krugman o el profesor José Carlos Díez dicen una y otra vez que la austeridad en período de recesión agrava todavía más la crisis. Puede ir aprendiendo algo de Hollande, que le está echando una mano, quien va a subir los impuestos a los más ricos. Estamos cansados de que una y otra vez se haga recaer la situación sobre los mismos .
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