Dicen que de bien nacidos es ser agradecidos y ese sentimiento es el que yo creo que debemos de trasladar los ferrolanos a la Armada noruega por el gesto que ha tenido de donar 100.000 euros a la Cocina Económica y Cáritas, respectivamente. En los tiempos que corren, de grave crisis económica, en los que en muchas familias ronda el fantasma del hambre y se multiplica el número de indigentes, recibir diecisiete millones de las antiguas pesetas seguro que resuelven y dan seguridad por un plazo razonable a las entidades beneficiadas. Además de contribuir a generar riqueza y empleo en esta comarca con el encargo a Navantia de varias unidades navales, la Marina noruega ha mostrado una gran sensibilidad humanitaria. Ellos lo han dicho, se trata de un premio a la hospitalidad. Se ve que como ciudad de acogida hemos cumplido satisfactoriamente, hemos hecho bien los deberes ya que las propias fuentes militares aseguran haber disfrutado de una grata convivencia a lo largo de los últimos años. Históricamente, la actividad de los astilleros ha fomentado la convivencia de culturas. El mar ha sido el vehículo que a lo largo de los años ha traído y llevado caudales de conocimientos, talentos en los diversos campos del saber, hábitos y costumbres, experiencias enriquecedoras y, como balance de todo ese acervo, nos ha quedado un cierto perfil de ciudad cosmopolita. El caso que nos ocupa es un ejemplo más. Hoy son los noruegos y australianos, ayer fueron los tailandeses, antaño los ingleses...¡Y que no se detengan las machinas!
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