Mañana, por primera vez desde que abrí este blog, no publicaré. El asunto no tiene mayor relevancia ni tampoco obedece a razones especiales. Espero que no genere quejas al Valedor do Pobo. Sencillamente, trato de cumplir con la tradición de la jornada vacacional del Viernes Santo que observan los periodistas. Este día, junto con las fiestas de Nochebuena y Nochevieja son los tres únicos del año que relucen como el sol, parafraseando a lo de los tres jueves. Quiero decir, que son tres días de asueto, el resto de los festivos toca currar como mucha gente sabe. Bueno, toca currar para aquellos que mantienen el empleo, porque el sector de la prensa escrita debe ser el único en el que las crisis se solapan. A la caída generalizada de las ventas, debido a la irrupción de internet, fenómeno que ya venía causando drásticas consecuencias, hay que unir la crisis que todos conocemos, la económica, en la que la caída de la publicidad alcanza niveles del orden del 40% o algo más. Las cifras de desempleo se multiplican vertiginosamente porque los periódicos o cierran o ajustan plantillas y, mientras tanto, el debate sobre el futuro del papel continúa encima de la mesa sin que los grandes grupos tengan claro todavía qué hacer. A todo esto hay que sumarle que la imagen del periodismo viene sufriendo un duro varapalo. Ha perdido peso y prestigio en la sociedad. Ayer leía un comentario sobre un informe elaborado por la TV3 y uno de los periodistas, Bru Rovira, prejubilado de La Vanguardia, ponía, a mi juicio, el dedo en la llaga. "El periodismo -dijo- se ha convertido en una mercancía en lugar de continuar siendo un servicio a la sociedad". Lapidario, por más que duela. Una cosa es clara, el periodismo de calidad no desaparecerá, pero tendremos que rescatarlo, además de adecuarlo a las nuevos tiempos. Topicazo, o renovarse o morir.
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