viernes, 9 de marzo de 2012

Líder obrero

Rafael Pillado va a ser un líder obrero incuestionable hasta el advenimiento de la democracia, que es, precisamente, el límite cronológico del primer volumen de sus memorias, cuya presentación tendrá lugar esta tarde en el campus universitario. Ya instalados en la libertad, aquel liderazgo se desdibuja, su discurso pierde fuerza y los propios compañeros y dirigentes del sindicato CCOO le dan la espalda, no se sabe (podrá dar su versión en ese segundo libro) si esto sucede porque él declina la acción sindical de la corrientes mayoritarias. Si interés tiene esta primera parte, la de la clandestinidad y represión, no menos expectativas despierta, desde luego, ese segundo volumen en el que ya trabaja y que, obviamente, pondrá de manifiesto las causas de este divorcio como a buen seguro desvelará situaciones y actuaciones que suscitarán la natural controversia. No obstante, no pongamos el carro antes que los bueyes y dispongámonos a leer lo que, sin duda, será una crónica del movimiento obrero escrita por uno de sus más destacados protagonistas. Fue y todavía lo es hoy un fiel seguidor de Santiago Carrillo, que lo tenía y tiene en gran estima, como estoy convencido que se desprenderá del vídeo que grabó para la ocasión ante la imposibilidad de trasladarse a Ferrol por su avanzada edad. Con él se pasó también al PSOE, del que recientemente acaba de anunciar que se dio de baja. Tampoco aquí encontró su sitio. El carisma de Pillado, que tuvo en su padre el primer ejemplo de lucha antifranquista, mereció honorables valoraciones de escritores (Manuel Rivas es uno de los prologuistas de la obra), poetas, músicos, historiadores, periodistas, etc, muchos de los cuales han vivido y también sufrido los rigores de la dictatura. Parece ser una coincidencia buscada el hecho de que estamos en la víspera de aquel 10 de marzo de 1972, transcurrieron ya cuatro décadas, en el que cayeron asesinados por las balas de la policía franquista Amador Rey y Daniel Niebla, víctimas que trágicamente forman parte de uno de los últimos capítulos de la represíón y la dictadura. ¡Pillado, Amor y Riobó! era un grito unánime lanzado en todas las movilizaciones y con el que se trataba de arrancar de la cárcel, de devolver a la libertad, a esos tres significados dirigentes obreros. Lamentablemente, Amor Deus y José María Riobó ya no están, pero, afortunadamente, Rafael Pillado sigue vivo, y larga vida,  para hacer balance, dar testimonio y escribir una interesantísima página de la historia de la lucha del proletariado, uno de los grandes motores de la libertad y la democracia.

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