Papoi sigue escribiendo modestos renglones para el periodismo ferrolano. El estiaje es buena estación para reencuentros, en unos casos, y reafirmación de lazos de amistad y camaradería, en otros. Y yo lo cuento porque me siento orgulloso y satisfecho de tener tantos y tan buenos amigos y compañer@s. Además, me agrada compartir esas sensaciones y ese jubiloso estado de ánimo con todos los demás que me quieren y quiero. Ya no frecuento los círculos oficiales, ni los cenáculos protocolarios, en los que nunca me prodigué demasiado dicho sea de paso. Estoy apartado del mundanal ruido de la profesión. Pero a lo que nunca renunciaré será a verme con quienes han sido parte significante de mi trayectoria, de los que conservo gratísimo recuerdo y de los que he aprendido, fueran más jóvenes o mayores, pautas y actitudes para el ejercicio de este oficio tan controvertido, en ocasiones, como tan laureado en otras. Hizo en el mes de mayo pasado un año, traíamos a Ferrol a Iñaki Gabilondo para presentar su libro "El fin de una época". La persona que actuó de medium fue el periodista nacido en Ferrol Javier Casqueiro, redactor jefe de nacional de El País, que lo introdujo en un acto multitudinario que tuvo lugar en el auditorio de la Fundación Caixa Galicia. Casqueiro hizo algún tiempo después en su blog una referencia a aquella visita y entre otras cosas decía recuerdo como un regalo especial la cita a la que me invitó la pasada primavera el Club de Prensa de Ferrol para presentar en mi ciudad el último libro de Iñaki Gabilondo con el que trabajé más que directamente durante cinco años. Ante un auditorio en vivo de más de 200 personas me dí el gustazo de hacerle yo a él una entrevista. En el estrado, junto a Iñaki, en una esquina, se sentó Germán Castro, Man, mi versión local y muy personal de Gabilondo, Izquierdo, Grijelmo y hasta de Martí Gómez. Se habría llevado muy bien con todos ellos. Con Iñaki encajó como alma gemela, como un periodista veterano con otro periodista que lo ha vivido todo y con el que se entiende con la mirada, sentados en una deslumbrante sobremesa, gozando el sol frente al mar de Doniños, tras una comida bien armada y mejor regada, pontificando sobre lo mal que están las cosas en este oficio. A Javier Casqueiro, que viene de Sanxenxo en donde veranea anualmente, y que me dedicó tan generosa semblanza, trataré de corresponderle hoy con una entregada hospitalidad . Pero también haré de anfitrión de otros dos magníficos compañeros: Miguel García Lamigueiro, muchos años en Barcelona dedicado a la imagen y comunicación de la empresa privada y a Carlos Agulló Leal, subdirector de La Voz de Galicia y delegado de dicho periódico en Ferrol. Los tres hemos coincidido en el mencionado rotativo en los años noventa. Hoy lo recordaremos en Papoi, como dios manda.
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