A veces tengo la sensación de que juegan con nosotros, los españoles, como si fueramos un sparring de tercera categoría. Ahora viene el BCE, lobby de las finanzas alemanas, y dice que hay que invertir en educación para reducir el paro, pero también que es preciso recortar más los salarios, seguir con las reformas laborales... Pero vamos a ver, para reducir el paro hay que generar empleo y punto pelota. La austeridad, lo dicen por activa y por pasiva, no es la solución. A mi no hay quien me quite de la cabeza que hasta aquí se ha actuado en sentido contrario de lo que debería de ser. Y esto no sucede por azar o por accidente, sucede porque se nos ha obligado desde el exterior a circular por ese carril hasta dejarnos exhaustos y sin capacidad de maniobra. La única, someternos a los temidos rescates. Como digo, ahora parece que el BCE se da cuenta y entra al trapo con lo de invertir en educación cuando hasta aquí jalearon las medidas contrarias. Cachondeo puro y duro. De nuestros males otros están sacando réditos. Ya vimos como en algún periódico alemán se dijo que los teutones estaban ganado dinero a costa de Grecia. Indignante. Mientras aquí, en España nos encontramos con el intento de eliminar los 400 euros a los desempleados a los que el portavoz Alfonso Alonso no ha dudado en definir como "los parados de Zapatero" en una desafortunada ironía que le está costando los más duros adjetivos en las redes sociales. Los dirigentes del PP están empeñados en dejarnos cada día una "perla" extraída del discurso, echando leña al fuego del cabreo colectivo: "que se jodan" de la Andrea Fabra, que España se caiga que ya la levantaremos los del PP, del ínclito Montoro y ahora el vasco Alfonso Alonso que se despacha con el mencionado exabrupto. En fin, así nos luce el pelo. Lo que hay.
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