miércoles, 2 de enero de 2013

Las macrofiestas


La de irregularidades que se venían cometiendo con la organización de macrofiestas, ni se sabe. Ha tenido que suceder la tragedia con cinco víctimas en el Madrid Arena para que se empiecen a levantar las alfombras y a descubrir la permisividad que reinaba en el mundo de esos negocios, con riesgos para la vida de las personas. Siempre sucede lo mismo. Un punto negro de una carretera no se resuelve hasta que se pierden vidas. No se construyen carriles para bicis hasta que la estadística de ciclistas muertos colma el vaso. No se toman medidas con edificios ruinosos hasta que se desprende un bloque y mata al viandante y así podríamos construir un largo rosario de ejemplos que avalan lo que antecede. Ahora, porque el drama está muy presente todavía, empiezan a revisarse todos los permisos, a controlar el estado de los locales, a vigilar los aforos, a prevenir las avalanchas, etc. Ayer mismo leíamos en los periódicos como se suspendía una macrofiesta de Año Nuevo porque se habían detectado numerosas entradas falsas en la localidad madrileña de Humanes. Igualmente, vemos como se han suspendido estas grandes concentraciones que en años anteriores se celebraban sin reparos en la Nochevieja. En la propia masa de jóvenes ha calado el temor a que puedan repetirse este tipo de tragedias y estoy convencido de que muchos de ellos y sus propias familias en estos días han adoptado las pertinentes cautelas a la hora de asistir a estas multitudinarias reuniones. Cabe esperar que las precauciones y medidas institucionales no sean flor de un día o que el rigor se pierda y la vigilancia se relaje con el paso del tiempo, fenómeno que también suele producirse.  De la misma manera que la ciudadanía, cuanto más las familias de la jóvenes fallecidas, confía en que se depuren cuanto antes responsabilidades y se haga la luz sobre lo ocurrido recientemente en el Madrid Arena.

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