En El Correo Gallego, 9 de enero de 1879, leo "desde tiempo
inmemorial la fiesta del patrón (San Julián) se solemniza con una función
religiosa, con dos o tres bailes que celebran otras tantas sociedades de recreo
y en el seno del hogar con el tradicional arroz con leche". Quiere
ello decir que la iniciativa de ofrecerlo en degustación al aire libre, como
desde hace años hace el Ayuntamiento se adoptó en el siglo pasado. Parece que
la idea de introducir este "apunte" gastronómico fue del sacerdote
ferrolano Manuel Fernández Varela (s. XVIII), gran orador sagrado, admirado por
Larra. Esta festividad atravesó a lo largo de la historia por diversas
vicisitudes, perdiendo pujanza en favor de las de San Ramón en el verano. Hace
cien años, por ejemplo, en la publicación antes citada, el redactor señalaba en
tono crítico que las función religiosa se había oficiado con ausencia de la
corporación municipal y representaciones de las demás instituciones locales. "La
ausencia fue debido a que no se les invitó", remarca el cronista. Huelga
comentar que las relaciones entre los clérigos y la primera autoridad local no
debían de ser muy cordiales. El caso es que actualmente, tal día como hoy, el
Ayuntamiento no sólo participa en la solemnidad litúrgica sino que también
brinda en el palacio municipal con las representaciones oficiales y se
aprovecha la jornada para estrechar lazos de hermandad con la ciudad de Lugo y
para agasajar al "Ferrolano do ano", que en esta ocasión es un
consorcio de empresas ferrolanas del sector naval, Galicticio, que se han
lanzado al exterior, concretamente a Brasil y Uruguay, consiguiendo buenos
contratos. Pues ya que estamos de patrón ¡celebrémoslo! Y que no falte el arroz con leche.
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