Conversaba yo con unos familiares en el atrio de la iglesia de Labrada (Guitiriz) en donde se iba a oficiar una misa en memoria de un primo, cuando de pronto veo descender del coche a un cura revestido que inmediatamente identifico, lo mismo que él a mi. Nos damos un abrazo y nos lanzamos la misma pregunta ¿y tú por aquí? Yo le dije el motivo y él me correspondió "esta parroquia también la llevo yo". Los parientes míos no disimularon su sorpresa y, vencidos por la curiosidad, una de ellas no lo pensó dos veces para exclamar "pero, ¿también os conocéis? el oficiante dijo inmediatamente esbozando una franca sonrisa, como queriendo apabullar todavía más a la concurrencia, "nos conocemos y nos queremos desde hace muchos años". Era Luis Rodríguez Patiño, el cura más popular y más cachondo de toda la redonda. En efecto, aunque ahora hacía unos cuantos años que no nos veíamos, nos conocímos allá por los años 80 del siglo pasado. No sé que da decirlo así, porque parece que ha transcurrido mucho más tiempo del que en realidad pasó. No recuerdo bien si fue en la etapa en la que fuí delegado de Faro de Vigo o estando ya en La Voz de Galicia. El dato no tiene mayor relevancia. Luis era muy apreciado por los periodistas a los que se ganaba por su simpatía y porque no era/no es un cura al uso y eso despertaba en los informadores el deseo de conocerlo en la distancia corta y de disfrutar de su amistad. Rompía todos los tópicos por su actitud, forma de entender la vida y analizarla, por su gesto y su palabra y, sobre todo por su dinamismo que ejercía con gran éxito en la parroquia de Xestoso, en la que continúa como titular. Tal era la proximidad de los periodistas, que llegó a casar a uno de ellos. Ese día en Labrada se interesó por dicho matrimonio "¿No se habrán divorciado? que yo los casé a conciencia", dijo bromeando. Rodríguez Patiño (del que no voy a glosar su obra porque me ocuparía demasiado espacio y, además, es de dominio público en toda la provincia, incluso en Galicia) fue misionero, muy joven, luego abandonó ese apostolado y fue destinado a Cedeira de donde el obispado lo mandó, castigado por su práctica heterodoxa, a Xestoso. El cura Luis Rodríguez Patiño acaba de pedir la excomunión para políticos y banqueros. Invocando la palabra de Santo Tomás dijo que no se puede pedir prestado con usura ni cooperar con usureros. En la diana.
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