En mis habituales "viajes" al Ferrol de los años
setenta, a través del periódico Ferrol Diario (1969-1981) me detuve en unos
reportajes firmados por el periodista Jovalo (José Varela Losada), cuya figura
recordaba en mis acotaciones el pasado 27 de agosto, que abordaban un problema
puntual -demora en el pago de salarios- de las tripulaciones de los bacaladeros
de Pysbe (Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España, S.A.). Para los más
jóvenes, así como amigos y seguidores residentes en otros puntos de la geografía,
diré que en los años sesenta existía un pequeño cinturón de empresas instaladas
alrededor de la fachada marítima ferrolana. Me refiero a Hispania, que era una
fábrica de una conocida marca de lápices (Johann Sindel); Peninsular Maderera,
de puertas (Récord) y tableros y Pysbe que se dedicaba al secado y manipulación
del bacalao. Era una estampa típica ver los buques bacaladeros amarrados al
muelle, algunos de ellos construidos en la factoría de Astano. Eran períodos de
descanso que se alternaban con las campañas de pesca en los bancos de
Terranova. Ferrol por ser puerto de mar y haber sido una base importante de la Armada española, lleva muy presente en
su idiosincrasia y en la memoria colectiva, los movimientos de entradas y
salidas de barcos y, por tanto, de recibimientos emotivos y despedidas teñidas
de tristeza y melancolía. Las familias de los marineros acudían también al
puerto cuando los bacaladeros zarpaban rumbo a Terranova en cuyas aguas solían
echar del orden de seis a siete meses. Eran campañas muy duras. "Hasta los
palos del barco se congelan y no hay donde agarrarse" manifestaba uno de
aquellos marineros al reportero Jovalo. En ocasiones la temperatura alcanzaba los 18 y 20
grados bajo cero. Por aquel entonces percibían unas 7.500 pesetas mensuales más un
margen del tonelaje. El periodista de La Voz de Galicia, Francisco Varela,
subrayaba en una información fechada el 03-05-2009 "Qué fue de Pysbe y
Peninsular Maderera", la ilusión con que los hijos de los marineros
esperaban la llegada de los barcos porque les traían chicles americanos.
Recuerdo especialmente, porque yo empezaba a fumar -luego lo dejaría- que
traían también cartones de tabaco rubio, marca Player o algo así, y otra de
mentolado que podía ser Kool, si la memoria no me falla. Alrededor de unas seiscientas familias
vivían entonces de las campañas del bacalao en Terranova. En la lucha del
hombre con el mar, no solo había que afrontar las duras faenas en la captura del bacalao sino que por el
camino quedaron también unas cuantas vidas. Memoria para ellos. Los bacaladeros de la Pysbe, del
Ferrol pretérito. ¡Una de bacalao al pil pil marchando!!....
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