domingo, 29 de septiembre de 2013

Los bacaladeros de la Pysbe


En mis habituales "viajes" al Ferrol de los años setenta, a través del periódico Ferrol Diario (1969-1981) me detuve en unos reportajes firmados por el periodista Jovalo (José Varela Losada), cuya figura recordaba en mis acotaciones el pasado 27 de agosto, que abordaban un problema puntual -demora en el pago de salarios- de las tripulaciones de los bacaladeros de Pysbe (Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España, S.A.). Para los más jóvenes, así como amigos y seguidores residentes en otros puntos de la geografía, diré que en los años sesenta existía un pequeño cinturón de empresas instaladas alrededor de la fachada marítima ferrolana. Me refiero a Hispania, que era una fábrica de una conocida marca de lápices (Johann Sindel); Peninsular Maderera, de puertas (Récord) y tableros y Pysbe que se dedicaba al secado y manipulación del bacalao. Era una estampa típica ver los buques bacaladeros amarrados al muelle, algunos de ellos construidos en la factoría de Astano. Eran períodos de descanso que se alternaban con las campañas de pesca en los bancos de Terranova. Ferrol por ser puerto de mar y haber sido una base importante  de la Armada española, lleva muy presente en su idiosincrasia y en la memoria colectiva, los movimientos de entradas y salidas de barcos y, por tanto, de recibimientos emotivos y despedidas teñidas de tristeza y melancolía. Las familias de los marineros acudían también al puerto cuando los bacaladeros zarpaban rumbo a Terranova en cuyas aguas solían echar del orden de seis a siete meses. Eran campañas muy duras. "Hasta los palos del barco se congelan y no hay donde agarrarse" manifestaba uno de aquellos marineros al reportero Jovalo. En ocasiones la temperatura alcanzaba los 18 y 20 grados bajo cero. Por aquel entonces percibían unas 7.500 pesetas mensuales más un margen del tonelaje. El periodista de La Voz de Galicia, Francisco Varela, subrayaba en una información fechada el 03-05-2009 "Qué fue de Pysbe y Peninsular Maderera", la ilusión con que los hijos de los marineros esperaban la llegada de los barcos porque les traían chicles americanos. Recuerdo especialmente, porque yo empezaba a fumar -luego lo dejaría- que traían también cartones de tabaco rubio, marca Player o algo así, y otra de mentolado que podía ser Kool, si la memoria no me falla. Alrededor de unas seiscientas familias vivían entonces de las campañas del bacalao en Terranova. En la lucha del hombre con el mar, no solo había que afrontar las duras faenas en la captura del bacalao sino que por el camino quedaron también unas cuantas vidas. Memoria para ellos. Los bacaladeros de la Pysbe, del Ferrol pretérito. ¡Una de bacalao al pil pil marchando!!....

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