|
Cartelería de los años cincuenta del siglo pasado |
Este fin de semana se celebran en el barrio de Ferrol Vello
las tradicionales fiestas de la Parrocheira. Parrocheira viene de parrocha,
una especie de sardina pequeña que las pescadoras salían a vender por casas y
calles. "La parrocha es humilde, casi franciscana. No se ve en los restaurantes de lujo. Prefiere las tascas y la mesa humilde de los pescadores de bajura. Le encanta que la coman con las manos, y mejor tocándola con las yemas de los dedos", escribía Carlos Polo en la revista de fiestas de 1966. La parrocheira es un apelativo cariñoso adjudicado por las vendedoras
de pescado a Nuestra Señora del Socorro, patrona del citado núcleo urbano.
Estas fiestas vienen a ser algo así como el broche de una cadena de romerías y
festejos veraniegos que se han venido sucediendo por la comarca. Coincide con
la fiesta de As Peras de Pontedeume. Más allá, el 11 y 12 de septiembre tenemos
las de Santa Uxía de Mandiá, parroquia a la que pertenece, como anejo a efectos
eclesiásticos, el lugar de Papoi en el que vive el que suscribe. A lo que iba.
Ferrol Vello es el barrio origen de Ferrol. Era un pueblecito de marineros que
contaba con unos 300 vecinos, que vivían de la pesca y el salazón. Andando el
tiempo llegó a alojar la Pysbe, de manufacturación del bacalao, la fábrica de
lápices Hispania, una fábrica de hielo y los
laboratorios Beceiro que sacaban unos productos muy cotizados en su
momento bajo el nombre de Gaviota, también los jabones Pucho. A principios del siglo pasado,
concentraba los servicios de lanchas de pasaje a diversos puntos de la ría: Maniños, A
Graña, A Cabana, Mugardos, O Seixo y Perlío. Incluso existía un servicio
¡diario! a la vecina ciudad coruñesa, en cuyo trayecto se invertían tres
cuartos de hora y costaba una peseta. En los folletos festeros que conservo
existe toda una literatura condensada en colaboraciones cortas que las
comisiones organizadoras solicitaban a prestigiosas firmas. "Ferrol Viejo
quintaesencia de la ciudad", "Ferrol Viejo y el mar",
parafraseando el título de la conocida obra de Hemingway,
"Ferrol viejo alumbró al gran Ferrol", "Única ventana al mar", "Viejo Ferrol en el Ferrol Viejo"...eran adjetivos y
títulos de reflexiones que se prodigaban por diversos autores. Hoy Ferrol Vello es un
barrio que reivindica su identidad como fachada marítima y demanda la
recuperación de su patrimonio urbanístico, ahora que precisamente la Autoridad
Marítima ha logrado que Ferrol sea escala de diversos cruceros de recreo y
después de que, abolido el servicio militar obligatorio, dejasen de celebrarse
aquellas juras de bandera de más de mil marineros que atraían a la ciudad
periódicamente a numerosas familias y amigos que dejaban buenas divisas en la
hostelería urbana y, fundamentalmente, de FerrolVello, por la proximidad
con el Cuartel de Instrucción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.