De izquierda a derecha, Javier Espinosa, García Vilanova y Marc Marginedas |
Ferrol recibe hoy, miércoles, a los tres periodistas españoles liberados
recientemente en Siria: Marc Marginedas, García Vilanova y Javier Espinosa.
Hecho casual que este último estuvo en la edición anterior acompañando a Mónica
García Prieto, que fue la distinguida en 2013. Hecho casual, aunque no tanto,
porque existe una evidente interrelación, sobre todo en la particular situación
de esta pareja, Mónica y Javier, ya que ambos ejercen ese periodismo de guerra,
muy cerca cuando no en el propio campo de batalla, escuchando a diario el
zumbido de las descargas mortíferas, asumiendo peligros de todo tipo, incluida
la posibilidad del secuestro como está a la vista. Estos, me refiero a los tres
premiados, y otros profesionales que están en sus mismas circunstancias, son el
vivo ejemplo de un periodismo vocacional a prueba de bombas, nunca mejor dicho,
que afrontan el riesgo como un elemento inherente al oficio y que no dudan en,
maleta y cámara al hombro, marcharse a vivir allí en donde se masca la tragedia
de los conflictos armados, en donde la vida de las personas se cosifica, en
donde pagan justos por pecadores, en donde funciona la ley del más fuerte, en
donde la emboscada surge en cualquier momento y los cinturones no sirven para
sujetar la ropa sino para prender la carga de explosivos que deflagrará en el
sitio y hora elegidos. Sin duda alguna, la crónica, bien sea gráfica, bien
literaria, que escriben estos compañeros de profesión y que nos llega envuelta
en alguna de las cabeceras periodísticas convencionales, o a través de agencias,
o como sea, no es una crónica al uso, elaborada desde escenarios que no huelen
a pólvora, ni se tiñen de sangre, sino que entraña un plus, que ni siquiera
puede medirse en euros -paradójico que sea un trabajo tan mal remunerado- que
tiene como soporte el valor, el coraje, el periodismo de raza. Marginedas,
Vilanova y Espinosa y los que como ellos escriben o graban las informaciones
bajo el olor de las bombas y el ruido de los tanques, llevan el listón muy alto
no solo como periodistas sino como héroes. A ellos les dedicaremos hoy nuestro
aplauso, nuestro reconocimiento y, por supuesto, nuestro afecto y hospitalidad.
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