Aspecto parcial de la portada de El Correo Gallego hace un siglo. Nos puede valer hoy. |
Inquieto por saber o conocer la versión del consumo de las uvas en la
Nochevieja, con cierta paciencia me dediqué a "bucear" en la prensa de principios
del siglo pasado, concretamente en El Correo Gallego, que es la hemeroteca que
poseo. También puse infructuosamente pistas en la hemeroteca digital de la
Biblioteca Nacional de España. Y digo infructuosamente porque no encontré
referencia alguna. Veo que en Wikipedia se dice que la versión más arraigada es
que la tradición parte de la iniciativa de un grupo de viticultores alicantinos
que en 1909 tenían un excedente del producto y pregonaron que si se tomaban
uvas sería de buena suerte el año siguiente. Pero esa misma enciclopedia
digital señala que otras fuentes documentadas, aunque no las cita, apuntan que
las uvas ya se tomaban, cuando menos, a partir de 1897. Revisé las crónicas de
fin de año del último trienio del XIX y primeros años del XX y la costumbre era que, llegadas las doce, "la música tocaba una jota típica del país".
Pero en 1910, año siguiente al de referencia, leo "las jóvenes fueron obsequiadas a la expresada hora (doce de la noche) con lujosas bolsas conteniendo racimos de
uvas acarameladas". Más adelante, en el 1914, la reseña del baile del
Casino Ferrolano subrayaba: "Se bailaba hasta las 11:45 horas, momento en
el que se repartían ramitos de uvas a los que con un artístico lazo iban
sujetas unas cartulinas con el letrero "Felicidades". Lo que no
encuentro en ese diario es información adicional alguna sobre el origen de lo que se convertiría hasta hoy en una nueva tradición. No obstante, aproveché
la oportunidad para poder constatar la "marchilla" que protagonizaban
nuestros ancestros en la última noche del año, a principios del siglo pasado.
Nada especial si nos atenemos a que los programas apenas ocupaban titulares, más bien el cronista de
turno los despachaba en un par de sueltos. Las sociedades como el Círculo de
Artesanos, Club Recreativo, Casino Ferrolano, La Camelia... organizaban bailes que se
prolongaban hasta las cinco o seis de la mañana. En las calles
actuaban las "parrandas", con guitarra y acordeón, pero eran noches
demasiado tranquilas a juzgar por lo que un periodista dejó escrito "la
noche del 31 de diciembre (1913) resultó menos animada que en años anteriores,
ni una pendencia, ni una borrachera de importancia ...". Es curioso como
se agasajaba en aquellas crónicas a las mujeres ferrolanas. En un baile de La
Camelia "pocas veces se recuerda por allí tanta muchacha
bonita". En el Círculo de Artesanos, "lindísimas muchachas
vistiendo elegantísimos trajes de tonos claros, entre los que predominaban el
azul y blanco, daban al salón aspecto alegre y encantador". En muchos
casos, incluso se citaban una por una los nombres de las chicas asistentes. No
faltaba en estas crónicas de El Correo Gallego alguna anécdota vivida por los
propios periodistas. En 1923 reza un suelto "en el momento de sonar las
doce campanadas en el reloj de Dolores (iglesia), que con religiosidad
escuchamos desde la Redacción, oimos una voz alcohólica que gritó en plena
calle "Viva el divorcio". ¡¡Cómo andaría por casa el interpelante!!
apostillaba el periodista.
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