Bernardo García Cendán, a la izquierda, en un acto celebrado en febrero de 1970 |
Esta tarde, en la iglesia del Socorro, a las 20:00 horas se
celebrará un acto en memoria del profesor, escritor y sociólogo vilalbés,
ferrolano de adopción, Bernardo García Cendán. Presiento que va a ser una
velada muy agradable, muy participada, basada en la música y la palabra,
facultades ambas que cultivó tanto en su etapa como sacerdote como después de
que colgase los hábitos. El acontecimiento de mañana fue cuidadosamente, casi
diría exquisitamente pensado y estructurado por el cura Xaquín Campo Freire y,
por tanto, no cabe esperar otra cosa que no sea emotiva, brillante y creativa.
El que suscribe fue invitado a cubrir turno de intervención, pero "solo
cinco minutos" como ha venido insistiendo el "pater" organizador
en sus repetidos correos. Aunque ya me referí a la figura de Bernardo en un par
de ocasiones, abundaré en esta tercera entrega en algunos datos con los que me
refresca la memoria el propio Xaquín Campo y que darán contenido a la
iniciativa que se anuncia. García
Cendán formó parte de un grupo de curas de los años 60-80 que hundían sus
convicciones en un humanismo cristiano, bebiendo en buena parte de la doctrina
del Concilio Vaticano II y que se integraron con todo su bagaje en la sociedad
ferrolana y ferrolterreña. Son de cita obligada José Chao Rego, Gabriel Vázquez
Seijas, Cuco Ruíz de Cortázar y otros como Vicente Couce, Martínez Aneiros, el
propio Xaquín Campo, Ferreiro Currás, etc. En el marco del acto de hoy se presentará el libro que edita Encrucillada
y que se titula Unha alborada nova.
Están previstas las actuaciones musicales e intervenciones habladas de María
Manuela y Xurxo, Xoán Rubia, Manolo Bacallao, el Coro del Socorro, Xosé Leira,
Man Castro, Alfonso Gil, Bernardo Máiz, Juan Luis Caruncho, Carmen Solloso, Xosé
Manuel Quintana, entre otros. A mi se me ha pedido que, al ser coetáneo y
condiscípulo en Mondoñedo, resuma, en el tiempo prefijado, el seminario que nos
encontramos Bernardo y yo, la vida que hacíamos y la formación que recibíamos. En
cinco minutos abreviaré lo que podría ser un volumen de unos cuantos centenares
de páginas. Retos similares se han vencido.Todo preparado, pues, para que el
templo del Socorro, en el que otrora resonó el verbo culto y el discurso
pastoral de Bernardo García Cendán, cobre de nuevo vida la figura y obra
del profesor y escritor, amigo y antiguo compañero al que recordaremos, cuando
aún no se ha cumplido un año de su fallecimiento, con profunda emoción y
sincero afecto.
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