domingo, 21 de abril de 2013

Álvaro, amigo del alma de Manuel Patinha




Álvaro, en el centro de la foto, acompañó a
Manuel Patinha, a la izquierda, en numerosas
comparecencias del artista
(Foto del álbum de M. Patinha en facebook)
Anteayer, seis meses después de aquel 20 de octubre en que fue cálidamente homenajeado en el establecimiento Illas Gabeiras, Álvaro García Acción, amigo del alma del artista luso-español Manuel Patinha, dejaba de existir. Confieso que cuando empecé estas líneas estuve a punto de escribir Álvaro Patinha, pero los reflejos en esta ocasión funcionaron. No obstante, en el subconsciente debió de operar algún fenómeno, al menos por mi no identificado patológicamente, que me tentó a fundir en una sola a dos personas diferentes, aunque unidas en un destino común. Álvaro y su mujer Divina, fallecida hace ya algún tiempo, acogieron o adoptaron o como se quiera decir, a Manuel Patinha hace varias décadas, en un momento en el que el escultor y pintor atravesaba por serias dificultades. Allí empezó una hermosa historia humana, como la califiqué en el curso del propio homenaje,  que ya nunca se rompería. Una ejemplar convivencia marcaría la vida de estas tres personas. Cuando Patinha organizó aquel encuentro de octubre sabía que Álvaro podía tener los días contados por una dolencia que avanzaba irremediablemente. Por eso, sin que el enfermo lo supiese, impulsó aquel acto de reconocimiento, rodeando a Álvaro del cariño de todos sus amigos, que son muchos. Fue una emotiva jornada, cuyo recuerdo estamos seguros que acompañaría a Álvaro hasta sus últimos días. Hoy, como ayer, diré que la reacción de este matrimonio, curtido en la emigración y en las tareas del campo, no tiene otro calificativo que el de la grandeza de ánimo e incomensurable espíritu solidario. Nunca más abandonaron a Manuel Patinha ni éste quiso separarse de ellos, a los que colmó de todo tipo de atenciones. Aquel muchacho con el que la pareja quiso compartir techo, mesa y mantel era portador de un extraordinario talento creativo que hoy brilla en Galicia, España y en el extranjero, además de su país de origen, Portugal. La historia, como también dije y reitero, es para novelar, para pasarla al cine. Hay una expresión anónima que puede aplicarse en este caso: no es más grande quien ocupa más espacio sino quien deja más vacío cuando se va. Descanse en paz Álvaro, que falleció a los 76 años de edad. Y un abrazo de apoyo y aliento a Manuel Patinha.

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