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Las galas anuales de Diario de Ferrol congregaban
a centenares de ferrolanos |
El pasado sábado,
Diario de Ferrol publicaba unas páginas
especiales con motivo de cumplirse el 14 aniversario de su fundación. En aras del rigor es preciso subrayar que fue el 2 de junio de 1999 cuando se presentó en un acto público que tuvo lugar en las instalaciones de la Feria Internacional de Muestras (FIMO). Operó con este "especial" el ánimo voluntarioso de no faltar a la cita, siquiera sea de manera testimonial porque este año es la
primera vez que no se celebra la tradicional gala anual, asociada, en su
concepción, a la entrega de los
Premios Diario de Ferrol. La gala cumplía
tres objetivos: festejar el cumpleaños, distinguir a personas y
entidades en las cinco áreas de Cultura, Deportes, Economía, Sociedad y
Universidad-Educación, sin olvidar al premio institucional a una trayectoria y
en tercer lugar o primero, según se mire, se había convertido en una fiesta del
lector y suscriptor, de claro contenido social, la más significada y multitudinaria de
las que pudieran celebrarse en la ciudad ferrolana. Reunía entre ochocientas y
mil personas. En el transcurso de este gran acontecimiento se respiraba una especial sintonía o
"feeling" entre lectores, seguidores y el equipo de profesionales que
se encargaba de confeccionar la obra periodística y renovarla diariamente. En
consecuencia, suponía una motivación para todos cuantos interveníamos
en la producción. Era una jornada en la que cargábamos pilas. Esta crisis, este
desastre que estamos viviendo también afecta, como no podía ser de otra manera,
a la prensa y medios de comunicación, en general. La demostración la
tenemos en el cierre de empresas, pérdida de empleo, devaluación salarial,
deterioro de la calidad y contenidos y para qué seguir. Qué más voy a contar
que mis lectores amigos no sepan. Quede, pues, este lamento personal por la
ausencia de la gala anual de
Diario de Ferrol que no hay que achacar, insisto,
a posibles veleidades de empresa, sino a las duras y difíciles adversidades por las que
atraviesa este país, en particular, y Europa en general. Aunque a fuer de ser
sincero he de matizar que no hubiera estado mal mantener los
Premios Diario de
Ferrol que podían enmarcarse en un acto sobrio, no necesariamente
"suntuoso", sin apenas gastos. Podía quedar como cordón umbilical con
los seguidores del rotativo ferrolano y como elemento incentivador de valores
de una sociedad en la que desgraciadamente cunde el desencanto por todo lo que está ocurriendo. He sido el
director fundacional de
Diario de Ferrol y he sido el inspirador e iniciador de
estos encuentros anuales. Entiéndase mi quejido que alcanza en forma solidaria
a todos los trabajadores, periodistas y no periodistas, que han sido y son
capaces de resistir contra viendo y marea los envites de la gran crisis y de
mantener con mucha dignidad la bandera de una información honesta y veraz, en
definitiva, de un periódico que representa y defiende los intereses de todos
los ferrolterranos.
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