martes, 18 de junio de 2013

Reflexión agridulce


Las galas anuales de Diario de Ferrol congregaban
a centenares de ferrolanos
El pasado sábado, Diario de Ferrol publicaba unas páginas especiales con motivo de cumplirse el 14 aniversario de su fundación. En aras del rigor es preciso subrayar que fue el 2 de junio de 1999 cuando se presentó en un acto público que tuvo lugar en las instalaciones de la Feria Internacional de Muestras (FIMO). Operó con este "especial" el ánimo voluntarioso de no faltar a la cita, siquiera sea de manera testimonial porque este año es la primera vez que no se celebra la tradicional gala anual, asociada, en su concepción, a la entrega de los Premios Diario de Ferrol. La gala cumplía tres objetivos: festejar el cumpleaños, distinguir a personas y entidades en las cinco áreas de Cultura, Deportes, Economía, Sociedad y Universidad-Educación, sin olvidar al premio institucional a una trayectoria y en tercer lugar o primero, según se mire, se había convertido en una fiesta del lector y suscriptor, de claro contenido social, la más significada y multitudinaria de las que pudieran celebrarse en la ciudad ferrolana. Reunía entre ochocientas y mil personas. En el transcurso de este gran acontecimiento se respiraba una especial sintonía o "feeling" entre lectores, seguidores y el equipo de profesionales que se encargaba de confeccionar la obra periodística y renovarla diariamente. En consecuencia, suponía una motivación para todos cuantos interveníamos en la producción. Era una jornada en la que cargábamos pilas. Esta crisis, este desastre que estamos viviendo también afecta, como no podía ser de otra manera, a la prensa y medios de comunicación, en general. La demostración la tenemos en el cierre de empresas, pérdida de empleo, devaluación salarial, deterioro de la calidad y contenidos y para qué seguir. Qué más voy a contar que mis lectores amigos no sepan. Quede, pues, este lamento personal por la ausencia de la gala anual de Diario de Ferrol que no hay que achacar, insisto, a posibles veleidades de empresa, sino a las duras y difíciles adversidades por las que atraviesa este país, en particular, y Europa en general. Aunque a fuer de ser sincero he de matizar que no hubiera estado mal mantener los Premios Diario de Ferrol que podían enmarcarse en un acto sobrio, no necesariamente "suntuoso", sin apenas gastos. Podía quedar como cordón umbilical con los seguidores del rotativo ferrolano y como elemento incentivador de valores de una sociedad en la que desgraciadamente cunde el desencanto por todo lo que está ocurriendo. He sido el director fundacional de Diario de Ferrol y he sido el inspirador e iniciador de estos encuentros anuales. Entiéndase mi quejido que alcanza en forma solidaria a todos los trabajadores, periodistas y no periodistas, que han sido y son capaces de resistir contra viendo y marea los envites de la gran crisis y de mantener con mucha dignidad la bandera de una información honesta y veraz, en definitiva, de un periódico que representa y defiende los intereses de todos los ferrolterranos.

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