domingo, 9 de junio de 2013

La calle Real de los años 20


Un aspecto de la calle Real de los años 20
(De la colección de fotos antiguas del archivo
de Ricardo Nores, cedidas por su hijo al autor
del blog)
El otro día llegó a mis manos una especie de crónica que escribió en su día, años setenta en el Ferrol Diario, el que fuera Cronista Oficial de la Ciudad, Ricardo Nores Castro. Él lo titulaba "Los años 20 de la calle Real" y a fe que me resultó muy ameno y divertido. Además, algunas experiencias que él relataba aún se mantenían en mis años jóvenes, década de los sesenta del siglo pasado. Es el caso de los paseos arriba y abajo durante horas en busca de la mirada cómplice, de la sonrisa insinuante, o simplemente por ver el discurrir de la muchachada, especialmente pletórico en fechas muy señaladas, fines de semana, noches del estío, etc. Nores habla de "los paseos matinales y nocturnos que los domingos alcanzaban extraordinaria concurrencia". Agrega que estos paseos se trasladaban al comenzar la primavera "a los cantones de Molins y alameda de Suanzes en absurda discriminación de clases, pues había paseo de arriba o central, con sillería metálica, de pago, y paseo de abajo sin apenas banquillos de madera". Otro de los aspectos que señalaba en el repaso que hacía el Cronista Oficial de la Ciudad de comercios y costumbres de la calle Real era la cantidad de confiterías y al respecto matizaba "los ferrolanos eran y son muy "larpeiros" (que le gustan los dulces). En la calle Real había a pleno rendimiento cinco confiterías que aumentaban en número al llegar el invierno, cuando llegaba Vicente Arqués, "el turronero del año anterior" con sus sabrosos turrones de Jijona. Aquellas antiguas confiterías contaban todas, enftiza el articulista, con su recoleto saloncito de te". Cuenta también que en dicha calle Real existía el comercio "La Variedad", que resultó destruido por un pavoroso incendio allá por el año 1919, "tragedia que inspiró a los copleros del Carnaval:

                                    En el gran incendio
                                    de La "Variedad"
                                    lucieron las bombas
                                    de esta gran ciudad.
                                   

Otros componían en el idioma propio

                                    ¡¡Tendan as mangueiras!

                                    e aquilo vertía

                                    como unha gran peneira.

Continuaré en un próximo "capítulo" con algunos pasajes más de esta crónica en la que Nores Castro traía a la memoria colectiva en aquel entrañable rotativo ferrolano, además de lo expuesto, los cafés cantantes, alguna anécdota curiosa, comercios típicos...

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