martes, 4 de marzo de 2014

Sesenta años atrás: leche en polvo, queso y mantequilla, "donativos" americanos

De la película de Berlanga "Bienvenido Mr. Marshall"
y el abrazo de Eishenhower y Franco
"Durante los días 13 y 15 de febrero se procedió en el Palacio Municipal a la entrega de los paquetes de víveres del donativo norteamericano a todos los necesitados del Municipio", reza el apartado de "noticias" del Boletín de Información Municipal del Ayuntamiento de Ferrol correspondiente al primer trimestre de 1954. Hoy, cuando diversas organizaciones altruistas e incluso instituciones oficiales anuncian el reparto de comida para ciudadanos empobrecidos, inevitablemente vuelvo la vista sesenta años atrás, con el "plus" añadido de haber vivido esa etapa. La diferencia, eso sí, está en que entonces las ayudas procedían del Gran Hermano norteamericano y hoy nos abastecemos con recursos propios, aunque de esto último no quiero hacer gala. No vaya a ser. Antaño eran las circunstancias de una posguerra y hoy son los resultados de una crisis que los ciudadanos no provocamos, pero que la pagamos. Seis décadas han transcurrido -a lo que iba- de aquella leche en polvo, mantequilla y queso que los EEUU nos enviaban para paliar el hambre y la miseria que entonces nos envolvía. Será necesario recordar que España se había quedado al margen del llamado Plan Marshall, del que se benefició Europa, afectada por la segunda guerra mundial, debido al aislamiento decretado sobre nuestro país a raíz de la guerra civil, pero al poco tiempo Estados Unidos ablandó su posición y nos compensó por otras vías, a cambio, nada de "gratis et amore", de cederle terrenos para sus unidades militares, según tratados firmados en el año 1953. Véase como se nos hace ver que es un donativo, cuando realmente no lo es. "Con la ayuda americana/ya no hay nada que temer/tomaremos leche en polvo/en vez de tomar café", era un estribillo que circuló a la sazón, modificando la letra del himno de los Marines. Estos productos se repartían en las escuelas. Por la mañana la leche en polvo que se diluía en agua templada y tomaba su estado característico, y por la tarde el queso y la mantequilla, en plan de merienda. Estos donativos llegaban a través de UNICEF, que hace justo sesenta años firmaba el primer convenio con España que supuso la llegada de 300 millones de kilos de leche en polvo. Los "maestros nacionales" se ocupaban de este trabajo en el papel eventual de padres de familia velando por el cuidado alimenticio de sus alumnos. Por aquellas fechas, la mortalidad infantil era del 142 por mil y hoy está en el 4 por mil.

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