Luís Mera con Emilia Patiño, esposa del pensador Carlos Gurméndez, ya fallecida. |
Lo visito casi todos los días. Ayer (viernes), prácticamente toda la
tarde con él y con otros amigos. Luís Mera se enfrenta al momento trascendental
de su vida, con una naturalidad y entereza que
"asustan". Ha luchado como un titán durante tres años largos con un cáncer de colon, pero últimamente su
salud se ha quebrado gravemente. Es sabedor, y así lo transmite a sus amigos, de
que la ciencia hizo ya todo lo posible por frenar o estancar su dolencia. Ha
invitado a sus médicos a que le concretaran su plazo vital porque lo quería
saber y porque tenía cosas que "despachar"...y los facultativos le
han facilitado el "dato". Cuando con una increíble serenidad nos
trasladaba a los presentes esta información, uno de los amigos le advirtió:
"los médicos representan a la ciencia, pero no son profetas",
tratando de quitar hierro a la sentencia de los galenos y rompiendo el silencio
que por segundos heló el ambiente en la estancia.
El caso es que el Club de
Prensa de Ferrol y las actividades proyectadas, como el curso Gurméndez, han
merecido un encuentro en una sala de estar del hospital en el que se halla
internado. Porque él lo ha querido, claro. Y habrá alguno más, como nos anunció
cuando nos despedíamos. Días atrás, lo encontré por la mañana practicando la "oración
laica diaria" como algún agudo pensador definió la lectura de la prensa
diaria. Ayer mismo, antes de que nos reuniera para hablar del curso Gurméndez,
atendió al responsable del diseño y maquetación del futuro Cuaderno FerrolAnalisis, que versará sobre las "Meninas de
Canido", para darle las últimas indicaciones antes de pasarlo a la
imprenta.
Allí, en la planta de cuidados paliativos del Hospital Naval, actualmente concertado con el Sergas, Luís Mera Naveiras sigue dando lecciones llenas de vida, a pesar de que las fuerzas le flaquean. Allí, en la habitación 112, se habla de la muerte con la misma naturalidad que se habla de la vida.
Allí, en la planta de cuidados paliativos del Hospital Naval, actualmente concertado con el Sergas, Luís Mera Naveiras sigue dando lecciones llenas de vida, a pesar de que las fuerzas le flaquean. Allí, en la habitación 112, se habla de la muerte con la misma naturalidad que se habla de la vida.
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