(Del libro "La Construcción Naval Militar Española (1730-1980), de M. Ramírez Gabarrús, editado por la Empresa Nacional Bazán) |
Las crisis en el sector de la construcción naval han sido
cíclicas desde el propio nacimiento de los astilleros, como cíclicas han sido
las movilizaciones sociales en demanda de trabajo. Así como en innumerables
ocasiones se reivindicaba cartera de pedidos, es decir, que la Marina encargase barcos,
hubo también una ocasión (1895) en la que se registró una sonora protesta porque el área
de reparaciones, en donde se estaba armando el buque "Infanta María Teresa",
se quedaba a dos velas por la decisión del Gobierno de trasladar el buque de Ferrol
a Bilbao. La secuencia de los hechos es la siguiente: el "Infanta María
Teresa" había sido construido en Bilbao y de allí se vino para ser armado
en Ferrol. En una de sus salidas a la mar, cuando este realizaba unas pruebas
de su artillería, rozó con el fondo en unas piedras originando averías graves.
Entonces, el Ejecutivo central decidió que fuese trasladado a los astilleros
vascos para su reparación, lo que dio lugar al espectacular conflicto. Ocurrió hace 120 años. Se cumplirán
exactamente en el mes de septiembre del año en curso. La "movida" fue
de tal calibre que dimitieron todos los concejales, se constituyó una Junta de
Defensa y se declaró el estado de sitio en la ciudad. Se suspendieron los
festejos de Amboage y los balcones y galerías aparecieron con frontales y lazos
negros, "espontánea manifestación de protesta", escribía el Cronista
Oficial de la Ciudad ,
Ricardo Nores Castro, rememorando el grave incidente.
El
gobernador civil hacía esfuerzos por nombrar una nueva Corporación encontrando
unánime negativa en todas aquellas personas a quienes proponía los cargos de
alcalde o concejal. El general Sánchez Bregua escribía al ministro de Marina,
José María Beránger defendiendo la causa ferrolana y advirtiéndole del daño que
se causaba a la industria y al comercio locales y apuntaba a los agravios que
se venían cometiendo con Ferrol "víctima de modificaciones de tarifas
favorables tan solo a otros puertos del Cantábrico". De ahí que, según
cuentan las crónicas, este episodio fue simplemente el chispazo de un gran
descontento que sufría la sociedad ferrolana al considerar que desde hacía
algún tiempo se venían aplicando decisiones con las que se pretendía relevar la
hegemonía de los astilleros ferrolanos para beneficiar a los del Nervión.
"Es ya tradicional el injustificado menosprecio que se tiene respecto al
Arsenal de El Ferrol -el mejor de Europa- preferido constantemente por los
Gobiernos", subrayaba la prensa del momento.
Multas y detención
El caso es que con la Corporación dimitada y sin posibilidad de
renovarla por la actitud solidaria de la ciudadanía, el protagonismo residía en
la Junta de
Defensa, que fue multada y detenida, momento en que aprovecharon las
autoridades oficiales para crear una segunda y hasta una tercera por si fallaba
la segunda. Tanta desconfianza existía. Los miembros de la misma pasaron a
ocupar locales de las escuelas instaladas en el piso primero de la llamada
"Casa de los Arcos", en el muelle de Curuxeiras, en la calle que
luego pasó a denominarse "30 de agosto" en honor de aquellos
personajes detenidos, y posteriormente calle de "La Marina ", edificio
conocido luego como "Palacio de la Dignidad ". Los detenidos eran visitados y
agasajados por el vecindario. "Don Pastor Nieto recibió una caja de
botellas de Jerez y otra de tabacos habanos; don Luís Rey, chocolatería
"El Heraldo de Ferrol", veinticinco libras de chocolate; don
Francisco Rodríguez, 160
litros de vino; don Jacinto Lacaci, un jergón metálico
para cada detenido y la compañía suministradora del alumbrado eléctrico, una
amplia iluminación en el interior del piso-prisión", narra Ricardo Nores.
El estado
de sitio se declaró el 9 de septiembre y duró hasta el día 27, una vez vuelta a
la normalidad la población. Hubo mítines en Ferrol y A Coruña, entrevistas en
Madrid con Cánovas del Castillo, de quien salió la promesa de construir el
ferrocarril Betanzos-Ferrol y ¿qué era de la Junta de Defensa? Recibió la visita del político
gallego, Maximiliano Linares Rivas que les ofreció quince mil duros para que
los depositaran como fianza y pudieran acogerse a la libertad provisional, pero
los ilustres detenidos, agradeciendo el gesto, no aceptaron su aportación
económica, ya que era decisión firme no salir en libertad bajo fianza. A los
pocos días, el 5 de octubre, la
Sala de lo Criminal de la Audiencia coruñesa
acordó el sobreseimiento libre del proceso y dispuso el alzamiento del embargo
practicado en los bienes de los detenidos. En suma, Ferrol se quedó sin la
reparación del "Infanta María Teresa", pero recibió el encargo de
doce calderas para el acorazado Pelayo y no faltó en un largo espacio de años
trabajo en sus arsenales, junto con la promesa de Cánovas sobre el ff.cc.
Betanzos-Ferrol.
El pulso de la prensa local
En el curso de los acontecimientos se produjeron algunas
"trifulcas" entre la prensa local y la de Madrid y Bilbao. Los
periodistas ferrolanos se quejaban del tratamiento que daban a los episodios
los de la capital de España y estos contraatacaban de esta guisa "Claro es
que nadie mejor que los diarios del Ferrol pueden hacer una campaña en pro de
los intereses de aquella capital y solo ellos están llamados a llevar la
iniciativa en estos asuntos, pero no duden nuestros colegas que aquí (Madrid)
el que más y el que menos siempre está al lado de la razón y de la justicia y
en esta ocasión al lado de las pretensiones del pueblo ferrolano. Ahora bien
-continúa el alegado de los informadores madrileños- si lo que se quiere es
contravenir las leyes fundamentales de la nación, hacer de una cuestión de
interés general algo así como campaña de caciques y regionalismo o defender
apasionadamente mal interpretada la lucha entre astilleros... esto es fácil no
se haga eco la prensa madrileña, ajena a esas diferencias entre provincias
hermanas y mucha más distantes de las luchas políticas del caciquismo".
A su vez
los bilbaínos mediaban "Ha causado aquí alguna extrañeza que la prensa
ferrolana nada diga acerca de las enormes averías que ha sufrido el Infanta
María Teresa cuando se proponía entrar en el dique. Al principio díjose que las
averías sufridas en el bajo de la ría no revestían importancia; pero aquí se
sabe por noticias fidedignas que los grandes desperfectos los sufrió el
acorazado a consecuencia de no habérsele tenido preparada la cama y que ahora
los ferrolanos quieren ocultar y quitar al mismo tiempo importancia al
suceso".
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