En el Café Gijón, el segundo por la derecha (foto publicada en "galiciaartabradigital" |
José Luís Prado Nogueira |
Estos días manejando información sobre los juegos florales,
episodio que precede en mi blog, he recuperado para la memoria a una figura que
no me es ajena, pero que considero que para la memoria colectiva está sometida
al tupido velo del olvido. Me refiero a José Luís Prado Nogueira, que, como
veíamos en "Ferrol y los juegos florales" era habitual que en los
certámenes locales de los años cincuenta/sesenta fuese distinguido, aunque en
realidad era un autor de gran talla, muy laureado fuera de su tierra. El pasado
día 15 se cumplieron 25 años de su fallecimiento. Había nacido en Ferrol el 29
de enero de 1919. En su vida profesional alcanzó el grado de coronel de
Intendencia de Marina. Su primer libro "Testigo de excepción" se
publicó en 1953, al que siguieron "Oratorio del Guadarrama" (1956),
"Respuesta a Carmen" (1958), Miserere en la tumba de R.N."
(1960), por el que consiguió el Premio Nacional de Poesía, "Sonetos de una
media muerte" (1963), "La carta" (1966) y "La rana"
(1966).
Su biógrafo
en la Gran Enciclopedia Gallega, el
crítico, poeta, escritor y periodista, Vicente
Araguas escribió: http://ruc.udc.es/bitstream/2183/9043/1/CC115art6.pdf "pocos poetas tan enemigos de sí mismo como lo fuera
José Luis, en parte por sus ya señalados descensos a los pozos melancólicos,
pero también porque Prado –inteligente y dueño de una notable capacidad de
desdén, siempre desde la altura intelectual, y moral, en la que se hallaba–
siempre fue consciente del terrible ninguneo a que estaban sometiendo su poesía
aquellos que aspiraban a trillar campos nuevos. En los que no se apreciaba la
presencia de un hombre que todo lo había conseguido, poéticamente hablando, en
los años cincuenta y sesenta. Y hablo de premios como el Ciudad de Barcelona,
Nacional de Literatura o Leopoldo Panero. Esto sin contar con la explosión
crítica –favorable, ya se entiende– provocada por la aparición de
"Miserere en la tumba de R.N". Un libro que hizo subir el diapasón
encomiástico a críticos de la talla de Melchor Fernández Almagro, Guillermo
Díaz Plaja o Gerardo Diego. Melchor, el clásico Melchorito de Federico García
Lorca, llegó a comparar a José Luis con Valdés Leal y Quevedo, Bécquer y Rilke,
en su capacidad elegíaca".
Manuel Ríos Ruiz, en http://www.diariodejerez.es/article/opinion/839986/evocacion/poeta/j/l/prado/nogueira.html señala:
"A José Luis Prado Nogueira le conocimos y departimos con él
largas conversaciones en la Cacharrería del Ateneo de Madrid. Y la lectura de
sus libros nos puso de relieve que era uno de los más importante poetas de la
generación de posguerra". Este mismo crítico enhttp://www.galiciaartabradigital.com/archivos/43133 recuerda la referencia que del poeta ferrolano
hizo Francisco Umbral en su libro “La noche que llegué al Café Gijón” (Destino,
1977): “Había decidido abandonar los halagos de la forma para hacer una poesía
humana, ética, llena de contenidos morales, y muy sencilla de forma, en
apariencia. José Luis era un marino alto, triste, lento, con la cara llena
siempre de un enfado infantil, y un bigote militar bien llevado, que se le
ladeaba un poco”.
Otro
crítico, Manuel Rico, en http://manuelrico.blogspot.com.es/2010/07/de-entre-los-poetas-semiocultos-surge.html dice: "Otros poetas,
hoy semiocultos, tuvieron sus días de esplendor e inexplicablemente, quizá
debido a la pasión por la desmemoria de cada nueva oleada de
poetas/críticos/profesores, tendente a afirmar las nuevas corrientes enterrando
a los predecesores, haya sido decisiva en ese injusto enterramiento. Ese es el
caso del ferrolano, nacido en 1919, José
Luis Prado Nogueira. Si bien he dedicado
muchas horas a leer a algunos poetas semiocultos (Juan
José Cuadros, Julio Garcés, Gabino
Alejandro Carriedo, José
Luis Hidalgo, Justo Alejo...),
he de reconocer que en la poesía de José Luis Prado
Nogueira he encontrado siempre pasadizos a emociones muy
personales, muy hondas".
En Blanco
y Negro de 23-09-1961, página 83, sección "Reyes de almanaque", Pedro de Lorenzo escribe: "La
línea creadora y la línea triunfante que rara vez progresan paralelas, vienen
sosteniendo como las dos alas del cuerpo indivisible de la poesía, la obra de
José Luís Prado Nogueira. Avanza su depuración al compás de la sucesión de
premios que la han popularizado y reconocido".
Quede esta modesta aportación
periodística en línea con la reivindicación que todos los críticos especializados hacen de la obra de José Luís Prado Nogueira.
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