El destructor Sánchez Barcaiztegui dicen los libros de la Marina que "en sus mocedades gozó fama de muy veloz" (Foto del archivo del autor) |
Sesenta y siete años después, un documento que me facilita
Loreto García Marón, amiga mía e hija de Tolín, que fuera jugador del Arsenal
y Racing ferrolano en los años cincuenta, permite recuperar la crónica del
abordaje de la lancha de Mugardos por el destructor Sánchez Barcaiztegui,
dramático accidente ocurrido el 28 de febrero de 1947, en el que perecieron
trece mujeres, la mayoría de avanzada edad. El siniestro en el que se perdieron
tantas vidas humanas se produjo en el centro de la ría, a la altura del cabo
Leiras. Este tipo de accidentes eran juzgados entonces por un consejo de
guerra. Yo todavía asistí a algunos en los años setenta, cubriendo la
información para Ferrol Diario. El
documento en cuestión es la transcripción de la declaración de un testigo, que
viajaba en la cabina de la lancha y que vio por tanto con detalle la fatal
maniobra. El testigo era un abuelo de Loreto, de profesión buzo, que se salvó agarrándose al ancla
del destructor y salvó también a otras personas. Pero veamos como lo cuenta Graciano Morón Allende, que tenía a
la sazón 39 años. Testificó que iba en la cabina del puente de la lancha ("Generalísimo Franco", que así se llamaba la embarcación), en la que, junto con el patrón, se encontraban tres
personas más. Cuando la lancha mugardesa se hallaba a unos 150 metros de
la punta del muelle de Curuxeiras y con la proa mirando a las Casas Baratas de
Mugardos, se dio cuenta de que se les venía encima un destructor de la Marina al
que habían avistado un poco antes. Con una distancia de unos 200 metros del
buque, el patrón dio marcha atrás, mandando a continuación dar avante ya que le pareció que el destructor le pasaría por la popa, pero esto no sucedió así,
el patrón volvió a dar marcha atrás apresuradamente, pero ya nada pudo hacer
sobreviniendo el abordaje. La lancha se fue al fondo casi instantáneamente.
Graciano Marón dijo que se subiera a la cabina del puente e in extremis se asió
al ancla del barco de guerra y precisó que se colgaron de él José Valencia, trabajador de las Obras del Puerto, y dos más que también fueron subidos al destructor sin ningún problema y con las ropas completamente secas. El declarante
calcula que el boquete abierto en el barco era de la longitud de 1.30 metros y
que no llegó a afectar al puente. Sobre las personas que iban en la lancha,
Graciano Marón dijo que le parecía que serían unas sesenta. Dijo también que
tres o cuatro hombres se lanzaron al agua antes del abordaje, que del destructor
se arriaron dos botes y todos los salvavidas y que vio a un alférez de navío,
"que debió de haberse tirado al agua para salvar a los náufragos, ya que
estaba en calzoncillos y mojado". Finalmente, declaró que al poco tiempo
llegaron muchas embarcaciones para llevar a cabo tareas de rescate y salvamento.
Esta es la historia narrada por un testigo ante el juez instructor, testigo privilegiado
por doble razón, porque al ir en la cabina pudo ver todo lo que ocurría y, por
tanto, su versión puede calificarse de fiel y verídica, y porque agarrándose al
ancla del Sánchez Barcaiztegui pudo salvarse y colaborar decisivamente en el rescate de otras tres personas. Algunos testigos presenciales achacaron el siniestro en su momento a la excesiva velocidad del buque. Cabe también recordar que el PP presentó hace ya bastantes años una moción en el concello mugardés con la que se pretendía rendir memoria a las víctimas del mayor accidente civil que afectó a la citada villa marinera, asunto que nunca llegó a tratarse.
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