Amigos/as, he tomado la decisión de darle un mes de
vacaciones a mi blog. Espero reencontraros en septiembre. Van discurridos tres
años y seis meses sin parar. Hasta la vuelta del verano, me quedaré con los
"filtros" críticos que aplico en 140 caracteres a la actualidad
nacional e internacional desde twitter y a los afectuosos e interesantes diálogos que sostengo con mis seguidores en facebook. En este período aprovecharé para
reordenar mis tiempos. Como ya comenté en estas "acotaciones" quiero
escribir una especie de autobiografía profesional o, dicho de otra manera, una
crónica -la fórmula o el género todavía no lo tengo muy claro- que
abarcará desde el último tercio del
siglo pasado hasta mi jubilación en septiembre de 2010. He sentido y llevaré
conmigo hasta el final la magnanimidad de la sociedad ferrolana que a través de
diversas células sociales y culturales, me ha agasajado en los últimos años, también a
los periodistas de Galicia (APG) porque me han hecho grande y yo sin saberlo,
por supuesto al propio Diario de Ferrol al que he "apadrinado" en su
nacimiento (1999) y cuyo equipo de profesionales ha dejado en mi huella indeleble, a muchos otros ciudadanos que a título particular me
mostraron su afecto.
Es por eso que quiero contarles a todos mis "intimidades"
profesionales, vivencias, experiencias, anécdotas, que son irrelevantes, pero
que a lo mejor hasta llegan a entretener un poco, lo que sin duda colmaría mis
aspiraciones. Quiero que sepan la ilusión que anidaba en aquel adolescente que
pedía unas monedas en casa para comprar un periódico el domingo y leerlo
releerlo durante toda la semana, admirando los relatos, mitificando a los
firmantes, soñando si algún día yo...Quiero que sepan como pude haber sido
cura, tal vez obispo o cardenal, pero "multi sunt vocati pauci vero
electi": muchos son los llamados y pocos los elegidos; maestro de escuela,
como mi padre, "don Germán", como le llamaban sus vecinos y alumnos
de Esmelle, y, luego, también mi mujer, Marita, que impartió docencia toda su
vida, pero esto de pelear con la chavalería tampoco me hacía mucha gracia;
licenciado en algo, pero no había recursos económicos, menos mal que mi hija
menor, Sara, cogió el testigo y me regaló su licenciatura de Filología Inglesa;
a punto estuve de ser visitador médico, pero no debí de dar la talla, gracias
que mi hija mayor, María, me redimió con su título de médico neuróloga;
vendedor de libros, más mi timidez es posible que espantara a los clientes, almacenista
de coloniales, pero no tenía espacio físico para estibar las mercancías; experto
en métodos y tiempos (sistema Bedaux, francés), pero me quedé en inspector de
control de calidad en Peninsular Maderera....Tenía que ser, no había otra, el
periodismo me llamaba.
Por ahí podía empezar la cosa. Vamos a ver. No sé si lo que
me frena es la pereza o el exagerado sentido del ridículo que en muchas
ocasiones me ha atenazado. Tengo que romper. Necesito aclarar ideas y
concentrarme un poco para la arrancada. Luego, supongo, todo irá más o menos
rodado. Hasta septiembre, pues y mi mayor gratitud a quienes vienen siendo mis
incondicionales lectores, Parafraseando a los presentadores y moderadores de la
tele, no se vayan, por favor, vuelvo en unas semanas!
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