Ayer se homenajeaba en Vilalba, su tierra
natal, al teólogo y escritor, Xosé Chao Rego. Organizaron la Irmandade Manuel
María y la Asociación Xermolos de Guitiriz. Chao Rego dejó en Ferrol un
recuerdo imborrable, como hice constar en las redes sociales estos días. A este
cura, luego secularizado, lo conocí en Mondoñedo. La imagen que me quedó singularmente
grabada como profesor es la imagen de un joven cura revolucionario, que parecía
nadar contra corriente en un contexto en el que imperaba aún la ortodoxia de aquella
iglesia de la dictadura. Esto mismo lo comenté en su presencia con motivo de
haber sido llamado para presentar el libro de su autoría "El relato
hebráico", el 18 de enero de 2002, en la galería Sargadelos, entonces
ubicada en la calle Dolores. La explicación de la actitud y comportamiento de
este cura nuevo que había aparecido en los años cincuenta por Mondoñedo, la da
un amigo común ya fallecido, también vilalbés, Bernardo García Cendán,
sociólogo y cura que fue de la parroquia ferrolana del Socorro:
"Pepe
Chao hizo muchos estudios en las universidades de Salamanca y Roma, y aprovechó
muchos veranos para empaparse por Europa adelante con los efluvios de una
Iglesia europea, renovada y moderna, que aquí en España resultaba extraña y
distante, de tal manera que, cuando por su fuerza, hizo que se convocara el
ConcilioVaticano II, muchos de los jerarcas, obispos y cardenales españoles
tuvieron que ponerse a estudiar como seminaristas pipiolos".
Pepe Chao, pese a su juventud, ya estaba
de vuelta. No sé si fue por eso, por su formación vanguardista y por sus
convicciones profundamente solidarias, por lo que duró en el seminario menos
que un cucurucho de pipas a la puerta de un colegio. El caso es que a Chao Rego
lo reencontré poco tiempo después en Santa Mariña de Ferrol, en una parroquia de
obreros y comunistas, que entonces tenían orejas y rabo. Corría el mes de
agosto de 1959 cuando se trasladó a Ferrol. Pronto se le llenaría el templo de
fieles creyentes. La iglesia de Santa Marina se convirtió en una especie de
santuario al que peregrinaban muchas personas, atraidas por unas homilías
diferentes, oxigenantes, realistas y progresistas, en el sentido de que
mostraban una iglesia mucho más humana, más directa, en contacto estrecho con
la realidad concreta y, desde luego, rompedora con los esquemas vigentes.
De nuevo invocaré el discurso de García
Cendán, pronunciado por cierto con motivo de ser nominado Chao Rego "premio
a la solidaridad Médico Paulino", homenaje que creo recordar que se llevó
a cabo en el 2002 . Dice el sociólogo:
"La
actividad pastoral de Chao Rego, tan concienzuda cómo innovadora, enseguida se
hizo notar no sólo en la ciudad de Ferrol sino en el conjunto de Galicia e
incluso más allá de Pedrafita, de tal manera que todo cuánto novedoso y
progresista emergía en el seno de la iglesia gallega tenía tras de sí el
aliento y esfuerzo ilustrado de Pepe Chao".
De su paso por Santa Mariña, el propio
Xosé Chao de la testimonio en un artículo que se publicó en el número 2 de FerrolAnalisis, editada por el Club de
Prensa de Ferrol. "Lembranzas da igrexa ferrolá", se titulaba aquel
trabajo en el que el autor describe episodios de inestimable valor para nuestra
intrahistoria, tales como el conflicto del Corpus en el mes de junio del 68, a
un mes de mayo del 68, el acuerdo del consejo presbiteral de desmilitarizar la
procesión y retirar el acto de la bendición del mar desde la Capitanía General,
hechos de los que ya me ocupé en esta misma sección "Histórico
enfrentamiento de los curas ferrolanos con las autoridades militares en el
Corpus Christi del año 68" (17 de junio de 2014). Me sumo a las muestras
de adhesión, cariño y respeto que recibirá estos días Xosé Chao Rego.
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