viernes, 18 de julio de 2014

Xosé Chao Rego, aquel cura de los años cincuenta

Ayer se homenajeaba en Vilalba, su tierra natal, al teólogo y escritor, Xosé Chao Rego. Organizaron la Irmandade Manuel María y la Asociación Xermolos de Guitiriz. Chao Rego dejó en Ferrol un recuerdo imborrable, como hice constar en las redes sociales estos días. A este cura, luego secularizado, lo conocí en Mondoñedo. La imagen que me quedó singularmente grabada como profesor es la imagen de un joven cura revolucionario, que parecía nadar contra corriente en un contexto en el que imperaba aún la ortodoxia de aquella iglesia de la dictadura. Esto mismo lo comenté en su presencia con motivo de haber sido llamado para presentar el libro de su autoría "El relato hebráico", el 18 de enero de 2002, en la galería Sargadelos, entonces ubicada en la calle Dolores. La explicación de la actitud y comportamiento de este cura nuevo que había aparecido en los años cincuenta por Mondoñedo, la da un amigo común ya fallecido, también vilalbés, Bernardo García Cendán, sociólogo y cura que fue de la parroquia ferrolana del Socorro:
 "Pepe Chao hizo muchos estudios en las universidades de Salamanca y Roma, y aprovechó muchos veranos para empaparse por Europa adelante con los efluvios de una Iglesia europea, renovada y moderna, que aquí en España resultaba extraña y distante, de tal manera que, cuando por su fuerza, hizo que se convocara el ConcilioVaticano II, muchos de los jerarcas, obispos y cardenales españoles tuvieron que ponerse a estudiar como seminaristas pipiolos".
Pepe Chao, pese a su juventud, ya estaba de vuelta. No sé si fue por eso, por su formación vanguardista y por sus convicciones profundamente solidarias, por lo que duró en el seminario menos que un cucurucho de pipas a la puerta de un colegio. El caso es que a Chao Rego lo reencontré poco tiempo después en Santa Mariña de Ferrol, en una parroquia de obreros y comunistas, que entonces tenían orejas y rabo. Corría el mes de agosto de 1959 cuando se trasladó a Ferrol. Pronto se le llenaría el templo de fieles creyentes. La iglesia de Santa Marina se convirtió en una especie de santuario al que peregrinaban muchas personas, atraidas por unas homilías diferentes, oxigenantes, realistas y progresistas, en el sentido de que mostraban una iglesia mucho más humana, más directa, en contacto estrecho con la realidad concreta y, desde luego, rompedora con los esquemas vigentes.
 De nuevo invocaré el discurso de García Cendán, pronunciado por cierto con motivo de ser nominado Chao Rego "premio a la solidaridad Médico Paulino", homenaje que creo recordar que se llevó a cabo en el 2002 . Dice el sociólogo:
 "La actividad pastoral de Chao Rego, tan concienzuda cómo innovadora, enseguida se hizo notar no sólo en la ciudad de Ferrol sino en el conjunto de Galicia e incluso más allá de Pedrafita, de tal manera que todo cuánto novedoso y progresista emergía en el seno de la iglesia gallega tenía tras de sí el aliento y esfuerzo ilustrado de Pepe Chao".
De su paso por Santa Mariña, el propio Xosé Chao de la testimonio en un artículo que se publicó en el número 2 de FerrolAnalisis, editada por el Club de Prensa de Ferrol. "Lembranzas da igrexa ferrolá", se titulaba aquel trabajo en el que el autor describe episodios de inestimable valor para nuestra intrahistoria, tales como el conflicto del Corpus en el mes de junio del 68, a un mes de mayo del 68, el acuerdo del consejo presbiteral de desmilitarizar la procesión y retirar el acto de la bendición del mar desde la Capitanía General, hechos de los que ya me ocupé en esta misma sección "Histórico enfrentamiento de los curas ferrolanos con las autoridades militares en el Corpus Christi del año 68" (17 de junio de 2014). Me sumo a las muestras de adhesión, cariño y respeto que recibirá estos días Xosé Chao Rego.
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