La mesa bajo la higuera fotografiada por las dos cabeceras, ayer en Santa Icía |
En Santa Icía existe una higuera, que no es una higuera
cualquiera. Ha dado cobijo a lo largo de las últimas décadas a innumerables
reuniones, tertulias, encuentros de todo tipo, con gente de la cultura, las
letras, las artes, la ciencia, la intelectualidad. Se puede afirmar, sin
concesiones a la hipérbole o la ampulosidad, que es una higuera con
historia. Ha tenido que ser ya apuntalada porque sobre sus ramas pesan también
los años. Pero ahí sigue, de testigo imperturbable, atesorando páginas del libro
de la vida. ¡Ay si la higuera hablara! Seguro que contribuiría a un mundo
mejor, más justo, más solidario, más libre. La higuera no abriga la hipocresía,
la vileza, la mentira, la injusticia social. Cuando está en pleno fruto, sus
cuidadores y propietarios en lugar de ver higos colgados de sus ramas, ven
líneas de un pentagrama con fusas, corcheas, blancas y negras. La higuera, allí, en Santa Icía, patrona de los músicos, está
custodiada por un hermoso perro pastor al que le han puesto el nombre de Liszt.
Más pistas no se pueden dar. Es la higuera de Luis Mera Naveiras, crítico
musical, columnista, musicólogo, secretario del Club de Prensa de Ferrol,
hacedor en la sombra en la última década de la prestigiosa publicación
FerrolAnalisis. Ayer nos citó en la higuera a la comisión organizadora del homenaje
que se le rindió recientemente: el
caricaturista, escritor y pintor Siro López; la profesora e historiadora Ana
Romero Masiá, el profesor, escritor y columnista, gran estudioso de la obra de
Torrente Ballester, José Antonio Ponte Far, el pintor y escultor luso-galaico
Manuel Patinha y un servidor. También estaba la profesora e historiadora Eva Ocampo, junto con la encantadora familia de Luis: Encarna, José Luis y Julia. Mera quería agradecernos el entusiasmo puesto en
la organización del agasajo público que se le tributó. Y lo hizo compartiendo
mesa y mantel y entregándonos como presentes ejemplares de "Sonidos
internos" que el internacional pintor pontevedrés Rafael Úbeda le regaló
al homenajeado, así como el discurso que nuestro anfitrión leyó en el acto de
reconocimiento público. Luis Mera, en la adversidad -tiene la salud alterada-
nos sigue dando lecciones de entereza, de generosidad y, en suma, de una gran talla
humana.
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