jueves, 14 de noviembre de 2013

Bernardo Castelo Álvarez (1950-2006)


A la izquierda, Bernardo Castelo en la mesa directiva durante una asamblea de socios del Club de Prensa de Ferrol, junto con Julia Díaz Sixto, vicepresidentay el que suscribe, entonces presidente, y a la derecha Castelo entrevista en la "Revista Oral" al profesor Juan José Moralejo
(Fotos del archivo del Club de Prensa de Ferrol)
Estos días muevo muchos papeles, actas, recortes de periódicos, documentos audiovisuales y sobre todo fotografías, porque pronto saldrá a la luz  la "Historia gráfica del Club de Prensa de Ferrol 1987-2012", con motivo del 25 aniversario de la entidad. Al manejar este material, ante mi han pasado numerosos compañeros y compañeras, colaboradores, columnistas, críticos literarios, como no podía ser de otra manera. Con independencia de que a lo mejor en otra ocasión lo haga con mayor detenimiento porque, sin duda, el personaje lo requiere, voy a referirme sucintamente a un socio fundador que ya no está entre nosotros. Se murió demasiado pronto, a los 56 años, en agosto de 2006. Se trata de Bernardo Castelo Álvarez, al que pedí en el momento de la puesta en marcha de la publicación que formase parte del Consejo de Redacción de FerrolAnalisis. Por su manera de ser no le resultaba fácil granjearse simpatías. Actuaba bajo criterios y razones selectivas. No solo rehuía de los lugares comunes sino que radiografiaba con exquisita exigencia a sus posibles amigos. Era una persona culta, informada, que esgrimía un discurso de rigor y una ética esmerada. No menos cuidadoso era en su estética personal. Su presencia física era impoluta, combinaba con estudiado gusto su vestimenta, era un tipo alto, erguido en su mirada y pose, en fin, puede afirmarse que respondía a un hombre de acusando acento dandy. Tenía una trayectoria de mucho mérito: estudiaba mientras prestaba servicios en el despacho de una notaría de la ciudad. Con su esfuerzo personal, sacando horas a su tiempo libre y ocio, se licenció y doctoró en Historia del Arte, especializándose en arquitectura y urbanismo. Era profesor titular de la Universidade da Coruña.  Precisamente su tesis doctoral dio lugar a un documentado trabajo que editó la UDC "Ferrol. Morfología urbana y arquitectura civil 1900-1940". En la revista FerrolAnalisis dejó publicados interesantísimos trabajos "Con las huellas de la historia sobre la piel urbana" (FerrolAnalisis nº 1) y "Desde el Santo Hospital de Caridad al Centro Cultural Carlos III" (FerrolAnalisis nº 2). Es autor también de uno de los "Cuadernos FerrolAnalisis" sobre "Pasado y futuro del teatro Jofre". Castelo y un servidor hemos discutido y debatido largo y tendido sobre temas culturales, el propio concepto de la cultura, asuntos sociales, políticos, etc. A mi modo de ver, de ahí mi llamada al fundarse la entidad, era un pilar fundamental en la salida del Club de Prensa y nunca las diferencias empañaron una amistad y reconocimiento mutuos. En sus columnas periodísticas, Bernardo Castelo Álvarez firmaba siempre como vocal de la directiva fundadora del Club de Prensa de Ferrol, una actitud que le honraba. Andando el tiempo, por tener que dedicarse a los estudios y más adelante optar a la docencia en la Universidad, se produjo cierto distanciamiento con las actividades del Club de los periodistas ferrolanos.

martes, 12 de noviembre de 2013

José Alonso López y Nobal, el liberal ferrolano de las Cortes de Cádiz que murió perseguido y arruinado


La calle que lleva su nombre en el barrio de
Canido en donde vivía y por el que al fallecer
decían que vagaba su alma en pena
El pasado día 2 se cumplió el 250 aniversario del nacimiento de un ilustre ferrolano, José Alonso López, diputado en las Cortes de Cádiz y autor de un estudio de seis tomos titulado "Consideraciones generales sobre varios puntos históricos, políticos y económicos, a favor de la libertad y fomento de los pueblos y noticias particulares de esta clase, relativos al Ferrol y su comarca". Debido a la represión de la época editó en el extranjero bajo seudónimo y con sus ahorros. El estudio fue retirado en 1823 de las librerías y la mayoría de las ediciones fue vendida a su muerte por la viuda como papel al peso para envolver. Al morir -cuenta Isaac Otero en "Crónicas de la emigración"-  se corrió el rumor de que su alma vagaba por las sombras nocturnas en forma de fantasma por los aledaños de su casa, muy próxima al Crucero de Canido, por donde actualmente discurre una calle que lleva su nombre. Resultó ser un ayudante de plaza ferrolana, un "oscurantista" furibundo que caminaba sobre zancos, con una luz en la cabeza y una campana en la mano, lanzando gritos desesperados. Fue detenido como miembro de la reacción clerical que, de esta manera,  tomaba venganza del espíritu liberal del marino e ingeniero. Se cuenta también que su biblioteca fue saqueada y destruida en parte por por el fanatismo del cura de la villa que se presentó en la casa mortuoria conminando a la hermana política a que se la franquease "quemando en el patio de la casa muchas obras científicas escritas en francés e inglés", añade Isaac Otero. El recordado se decía que tocaba con gusto y perfección seis o siete instrumentos musicales. Llegó a ser segundo alcalde de Ferrol. Toda una figura del liberalismo que padeció en sus carnes la represión por sus convicciones. José Alonso López y Nobal nace en 1763 en Ferrol (A Coruña). En 1787 ingresa en la Armada, primero como piloto y posteriormente como profesor de matemáticas en la Academia de Guardiamarinas de Ferrol. Desarrolla también numerosas actividades como cartógrafo, astrónomo, ingeniero, etc. En 1808 forma parte de la junta de defensa de Ferrol en el levantamiento contra los franceses. En 1810 es elegido diputado por Galicia en las cortes de Cádiz, labor que desarrollará hasta 1814 participando activamente en la elaboración de la Constitución liberal. Al retorno de Fernando VII se exilia a Francia. En 1820 regresa a España y participa en el levantamiento liberal. De nuevo es elegido miembro de las Cortes durante el trienio liberal. Muere en 1824 en Ferrol, perseguido y arruinado, como queda dicho.

domingo, 10 de noviembre de 2013

María Victoria Fernández Paredes

María Victoria Fernández Paredes
vista por Siro (1976), que empezaba a publicar
sus viñetas humorísticas en Ferrol Diario
María Victoria Fernández Paredes fue enterrada ayer, sábado. Aunque no he visto referencia alguna en medios digitales locales, con independencia de la necrológica en la página reservada a las esquelas, la finada fue concejal en los estertores del viejo régimen por el tercio familiar. La recuerdo en la corporación que presidía el ingeniero naval Joaquín González-Llanos, en la que formaban veteranos como Justo Bedoya, Tanín (Cagiao Jarel), Caamaño González, Camilo Ces y otros más jóvenes como Santos Gilabert, Pedro Sanz y Jaime López, además de Elisa Montañés, que luego, ya en democracia, se alinearía en el grupo municipal de Unidade Galega. Como digo, estábamos en los prolegómenos de la democracia, con la dictadura dando los últimos coletazos y, de hecho, los ediles acusaban ese estado anímico de interinidad, conscientes de que la historia de España escribía el fin de ciclo. Me sitúo en los años 1974 y siguientes hasta la celebración de las primeras elecciones locales democráticas. María Victoria Fernández Paredes -viuda de Carmelo Teijeiro Menéndez, que ejerció su compromiso en los frentes sindical y socialista así como, en los últimos años,  en la lucha contra el emplazamiento de la planta de gas en Mugardos- ostentaba en la etapa a que aludo la delegación de mercados. Era una de la voces críticas denunciando una especie de poder en la sombra que denominaba como el fenómeno "X", que movía los hilos del Ayuntamiento. Decía que "X" eran  "ese o esos personajes grises que, pertenecientes y, o relacionados con la Corporación o maquinaria municipal gobiernan por detrás el Ayuntamiento". También se mostraba  crítica con el sistema que relegaba al tercio familiar "el menos representado en la Comisión Municipal Permanente". María Victoria ya no retornaría a la política, tras el advenimiento de la democracia. Descanse en paz


viernes, 8 de noviembre de 2013

Serafín Lorenzo: un fotógrafo cuya obra a punto estuvo de ir a parar a un contenedor de escombros

El fotógrafo Serafín Lorenzo, con su esposa, uno de los documentos
 salvados por la iniciativa de Paulino Gasalla.
Una de esas fotos de grupo recuperadas en las que
se encuentra el que suscribe, segundo por la
izquierda, con una piña de amigos, entre ellos
mi hermano mayor, segundo por la derecha.
(Del archivo de Serafín Lorenzo)
Serafín Lorenzo, conocido popularmente como "Cazolitos", era uno de esos fotógrafos de pueblo que fue salvado del olvido por un hombre sensible y culto, Paulino Gasalla, actual responsable de la Sociedade Galega de Historia Natural. Paulino, muerto ya Serafín, se decidió a adquirir a los herederos la casa en la que el fotógrafo vivió en Esmelle. Al iniciarse las obras de restauración del inmueble se encontraron centenares y centenares de negativos que, abandonados a su suerte, podían acabar en el contenedor de escombros si no se produjera la sabia actuación del nuevo propietario que dio valor al hallazgo y puso en marcha medidas de recuperación de dicho material. Muchos negativos se positivaron -hoy recogidos en álbumes en la asociación de vecinos Valle de Esmelle, en cuyo local se llegó a hacer una exposición- y otros muchos presentaban un estado de deterioro tal que fue imposible su salvación. Los directivos vecinales esmudienses, particularmente Rafa Beceiro, han tenido la gentileza de permitirme el acceso a muchos de ellos, entre los que, curiosamente, me encontré yo, de joven, en varias fotografías de grupo de los años sesenta. Particularmente emotivo para mi fue recuperar retratos de mis padres, él maestro de escuela durante 30 años en dicha parroquia. Yo recuerdo a Serafín Lorenzo, siempre trajeado, pateando las playas de la zona, las verbenas de las fiestas patronales, las merendolas de las romerías, bodas, bautizos...Recuerdo también que las fotos, ya reveladas, quedaban metidas en sobres en las dos o tres tiendas de la zona por donde en teoría podrían pasar los destinatarios y recogerlas, previo pago de su importe. Muchos de esos documentos son hoy valioso testimonio de un tiempo pretérito que atesora la entidad vecinal, tan involucrada en la recuperación del patrimonio material e inmaterial, "Proyecto Esmelle" laureado internacionalmente. (Los interesados pueden entrar a la web http://www.valledeesmelle.com/ ). Se ha salvado buena parte de la documentación gráfica y se ha salvado también el nombre de uno de esos fotógrafos que, muchas veces desde el anonimato, porque el territorio que dominaban limitaba con las fronteras urbanas, han captado toda una época de un espacio rural, con sus usos y costumbres, tradiciones y leyendas, paisajes y personajes. Serafín Lorenzo, el entrañable "Cazolitos", también se salvó de caer en un inmerecido olvido.

martes, 5 de noviembre de 2013

José María Cabado (1940-2013)


A la izquierda, Cabado Martínez ejerciendo el derecho al voto y a la derecha, el primero por la izquierda
en la fila delantera del salón de plenos. (Archivo del autor)
José María Cabado Martínez acaba de dejarnos. Tenía 73 años. Fue un luchador antifranquista, activo sindicalista de CCOO de la antigua Empresa Nacional Bazán, en la que trabajaba como soldador. A raíz de los sucesos del 10 de marzo del 72 en los que perdieron la vida los obreros Amador y Daniel, abatidos por las balas de la policía del viejo régimen, Cabado Martínez tuvo que exiliarse en Francia. A su regreso, fue readmitido en Bazán y este hombre mantuvo su compromiso con las libertades y la democracia, tanto desde el movimiento vecinal como en la órbita política, habiendo sido concejal de la primera corporación democrática, en las filas del Partido Comunista de Galicia (PCG). Por razones de mi oficio he conversado con él muchas veces, como es lógico, y la imagen que me queda es la de un convencido defensor de los derechos y libertades, persona muy dialogante, muy racionalista, identificado por consiguiente con el sello de la ciudad, y políticamente honesto y noble. Llegó a gobernar con bastante acierto la hacienda municipal cuando esta atravesaba por momentos de serias dificultades. De aquella corporación salida de las urnas en plena transición democrática ya han fallecido unos cuantos ediles, entre ellos el primer alcalde Jaime Quintanilla Ulla, hijo del que también fuera alcalde en la República, Jaime Quintanilla Martínez, que murió fusilado en el año 1936. Para el año que viene se cumplirán 35 años de ayuntamientos democráticos y oportunidad tendremos de recordar aquel hito de elecciones locales libres tras un período de cuarenta años de dictadura. Mientras tanto, quede el recuerdo para José María Cabado Martínez que ayer, lunes, era enterrado en el cementerio municipal de Catabois.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Gregorio Baudot, músico y compositor (1884-1938)

En la foto de la izquierda un Gregorio Baudot joven, director de la Banda de Música de
Infantería de Marina, y a la derecha (Mundo Gráfico) el homenaje popular que le rindieron en Colmenar
Viejo, poco después de estrenar la ópera "Cantuxa" en el teatro de la Zarzuela en Madrid
Hoy, 4 de noviembre, se cumple el 75 aniversario del fallecimiento del músico y compositor Gregorio Baudot Puente, nacido en Colmenar Viejo, pero ferrolano de adopción. En el año 1928, cuando acudía a Madrid a estrenar la ópera Cantuxa de neto sabor gallego, respondía así a las preguntas de un periodista "Soy de Colmenar Viejo, pero llevo 18 años en Galicia recogiendo folclore. He recorrido aquello palmo a palmo".  Es preciso recordar al efecto que Baudot Puente vino a Ferrol para dirigir la Banda de Música de Infantería de Marina y aquí se quedó, aunque hacía incursiones a la Villa y Corte para mostrar su arte y talento. De hecho, en nuestra ciudad se le ha dado el nombre a una calle y la Sociedad Artística Ferrolana creó un premio que también lleva el nombre de compositor del pasodoble Lugo-Ferrol. Gregorio Baudot nació el 14 de marzo de 1884 y realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Madrileño alcanzando las máximas calificaciones, con premios en solfeo, armonía, flauta y composición. Tras titularse en 1906 inicia una carrera como flautista con el Quinteto de Instrumentos de Viento de Pérez Casas, con el que realiza una gira americana. Al casarse en 1909 se presenta a las oposiciones para la plaza de director de la Banda de Música del Segundo Regimiento de Infantería de Marina en Ferrol de la que toma posesión en 1910, a donde llegó para quedarse, aunque según cuenta Juan José Rodríguez de los Ríos en una documentada biografía que hizo del músico (Gregorio Baudot, el músico, el hombre, 1911), Baudot llegó en algún momento a acusar cierto desánimo al no poder marchar a Madrid, aunque lo intentó, en el convencimiento que la gran metrópoli sería la mejor caja de resonancia para su talento creativo. En su producción tiene dos óperas, seis zarzuelas, tres escenas dramáticas, cuatro poemas sinfónicos, cuatro composiciones para solista y orquesta, quince obras para banda civil y diez para banda militar, una gran misa y siete piezas religiosas, entre otras que evito citar para no cansar. Del éxito de la ópera Cantuxa, con letra del coruñés Adolfo Torrado, daban cuenta, con críticas generosas en calificativos, los periódicos de Madrid de la época. Por su parte la colonia gallega -el estreno tenía lugar en los primeros días de junio de 1928 en el teatro de la Zarzuela- organizaba una comida en homenaje a ambos protagonistas. Termino con una aportación parcial del escritor Gonzalo Torrente Ballester, leída por el hijo del músico en el centenario del nacimiento de su padre, el 12-03-1984, en Colmenar Viejo y publicada en el número 24 de la revista FerrolAnalisis, que edita el Club de Prensa de Ferrol. "Lo evoco principalmente al frente de su Banda de Infantería de Marina, con la batuta como arma suficiente, dueño y señor del viento, de la madera y del metal, dominador de los ruidos de los bombos y los platillos...también lo recuerdo centrando el corro de sus maestros en los conciertos de Capitanía los jueves por la tarde...en los entierros solemnes de marinos ilustres...fue el maestro musical de todo un pueblo (se refería a Ferrol) y de muchas de sus generaciones". Gregorio Baudot Puente, todo un artista que vino a Ferrol para quedarse en Ferrol y con Ferrol.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Agnóstico del sistema


No es que no esté deseando la recuperación, la deseo fervientemente, como todo el mundo, sin duda, pero tengo la sensación estos días de que estoy viendo la sesión de fuegos artificiales que se lanza al aire en mi pueblo en la noche del 31 de agosto. Montoro que vamos a asombrar el mundo, las exportaciones que se duplican, una agencia que deja de ponernos el suspenso, la prima que baja, el precio del bono a 10 años que se sitúa a niveles del 2010, algunos parados menos, "aterrizaje"en nuestra propia ciudad  ferrolana de grandes áreas comerciales, como ya comenté, que levantan la paletilla a quinientos convecinos...en fin, qué queréis que os diga, amigas y amigos, que todo está muy bien, o regular, o como sea, pero la incredulidad me tiene maniatado y en tanto no vea realmente, con signos claros, bajar los índices del desempleo y erradicar con datos convincentes las estadísticas de pobreza severa y mientras no dejen de apretar las tuercas de la desdichada austeridad y hasta que reactiven las prestaciones sociales para los más desfavorecidos, el I+D, la sanidad, la educación, la cultura...yo no celebro nada. Además, también lo confieso, mientras no vea que los partidos políticos y las organizaciones sindicales se regeneran y rompen con el pasado, de palabra y obra, y que la Justicia deja de dar la imagen patética -afortunadamente hay excepciones-de jueces y fiscales que actúan de correa de transmisión del poder establecido y mientras no vea a todos los "chorizos" que nos han estado robando y presumen de ello, metidos entre rejas... pues va a ser que no voy a celebrar nada. A pesar de que se extingue la luz del final del túnel, que incluso el túnel ya no existe, que el periscopio de los gobernantes avista tierra firme y horizontes despejados...no tengo ganas de celebrar nada. Veo un país decadente económica, social y moralmente, con el fenómeno de corrupción metido hasta las entrañas del propio Estado, sin distinción de colores, haciendo bandera de la mentira de la manera más reprobable y descarada... Es que aquí y ahora no puedo celebrar nada. Ah, pero nadie me va a arrancar la esperanza de que vamos a salir de este lodazal, pagando, eso sí,  un alto precio, pero saldremos porque creo en el papel corrector de la sociedad y en la recuperación de valores perdidos, imprescindibles para una convivencia democráticamente sana. Actualmente, soy un agnóstico del sistema, pero me aferro a la esperanza. Vuelo en las alas de la utopía.