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Foto José Mauriz |
Se cumplen 40 años de la terminación de
las obras de la chimenea de Endesa en As Pontes de García Rodríguez. En un pie
de foto del siempre por mi añorado
Ferrol
Diario, del 5 de junio de 1974, se leía: "La estilizada silueta de la
chimenea de la Central Térmica de As Pontes se levanta contra el cielo como una
lanza amenazante. Ya ha finalizado la construcción de esta obra gigantesca que
con sus 356 metros de altura rivaliza con los edificios más elevados del mundo".
Lo de "lanza amenazante" no sabría interpretar si como metáfora o
como presagio de capítulos negativos que en el futuro se escribirían. Porque esta
chimenea, símbolo de empleo, más que de riqueza ya que esta se esfumaba, nunca mejor dicho, en
su mayor parte hacia otros lares, guarda en su pasado el triste récord de haber vomitado nubes de humos contaminantes hasta ser considerada la Térmica como
una de las que mayores niveles de emisiones de CO2 alcanzó en el marco de las
naciones europeas. Otro episodio, que yo recuerdo por haberlo cubierto
informativamente (lo recuerdo en "Acotaciones" de 17 de julio de 2013), tiene que
ver con el movimiento obrero y las reivindicaciones laborales, ya que, al año
siguiente de ser inaugurada, esto es en el 1975, dos sindicalistas la escalaban
hasta la cima, manteniendo el foco de atención de la prensa de la época. A la "vuelta" esos dos dirigentes, José Luís Muruzábal y Miguel Ángel Domínguez
Bolaños, fueron represaliados con una multa de 100.000 de las antiguas pesetas
y al no poder pagarlas dieron con sus huesos en la cárcel. Uno de ellos, Muruzábal,
luego estudiaría la carrera de abogado que ejerció en la vecina ciudad coruñesa
en donde fallecía a los 66 años, se cumplirá un año en julio. La gran chimenea
de As Pontes continúa "afumando", pero menos y, paradojas de la vida,
malo el día que deje de echar humo.
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