Susana Díaz |
Conocidos los resultados de la jornada electoral de
Andalucía, ha de quedar sentado que Susana Díaz ha dado en el clavo. Deja atrás, con distancia, al PP, pilla con el paso cambiado al fenómeno Podemos, cuya infraestructura no
estaba consolidada en esa región, hunde a su incómodo exsocio IU, que lo
fagocita la formación de Pablo Iglesias, y legitima su mandato ya que hasta
ahora era una presidenta dedocrática. Ha de quedar sentado también que el PSOE
demuestra ser una fuerza irreductible en el feudo andaluz, sin acusar el desgaste
de treinta años en el poder, algo insólito, y tampoco el hedor de la corrupción
que lo rodea en los últimos años, que es lo inquietante.
Enlazando
con lo anterior, aunque la lideresa andaluza no parece estar implicada y eso
pudo haber surtido su efecto -la campaña fue absolutamente personalista- es
obvio, como antes decía, que la gran corrupción de los ERES está asociada al PSOE andaluz. Inevitablemente es un
partido manchado por la "peste" que dice el Papa Francisco. Y, pese a
todo, es la primera fuerza en las urnas, es decir, allí, donde se robó dinero a
manos llenas, los ciudadanos han dado su apoyo al partido gobernante. ¿Podría
concluirse que estamos ante un fenómeno paralelo al de los valencianos y falta
por ver en el resto del país? ¿La corrupción no cuenta?
En cuanto
respecta a los emergentes, se observa que Podemos y Ciudadanos, a los que sin
duda hay que felicitar, no se cansaban de afirmar que el bipartidismo había
muerto. ¿De qué? Aunque con un varapalo morrocotudo a los "populares",
las siglas PP y PSOE o PSOE y PP siguen
situándose como las dos prioritarias, según los sufragios andaluces.
Si hacemos
la extrapolación y en el marco de las generales se repite, más o menos, el
signo de las elecciones de ayer, realmente ¿se puede hablar de cambios? ¿Se
puede argumentar con giros copernicanos? ¿Tendremos que seguir oyendo lo de las
élites, la casta, los resultados transversales y el empoderamiento de la
ciudadanía, cuando solo cabe destacar la irrupción de dos fuerzas de nuevo cuño,
que tienen mucho mérito porque parten de cero, que aglutinan -todo hay que
decirlo- el voto de castigo, pero que se van a quedar en la oposición pura y
dura, sin opciones de hacer variar sustancialmente el rumbo del país? Tal vez
es mucho decir y especular porque queda tiempo por delante y las circunstancias
son cambiantes.
Nada que
decir de UPyD. Me temo que mientras no le den "vacaciones" a Rosa
Díez, por mucho que se atribuyan los logros en las denuncias de corrupción y esgriman
su limpieza y transparencia, loable honor, dicho sea de paso, este partido
parece haber quedado clavado o, mejor dicho, varado, que decimos en la jerga
marinera. Háganselo mirar.
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