Ferrol recibía el año 1925, hace un siglo, con los preparativos de la botadura del crucero rápido “Príncipe Alfonso” y, desde la prensa, los comentaristas clamaban por ver colocadas quillas en las gradas de “La Constructora”.
A tal efecto, en los primeros días de enero, el alcalde Antonio
Usero convocaba a todas las fuerzas vivas de la ciudad para preparar los
festejos que habían de celebrarse con motivo de la botadura y para los que se
habían presupuestado 5.000 pesetas. Con anterioridad, todavía en el mes de
diciembre, había comenzado en el astillero la instalación de las tribunas y
resto de “atrezzo” para alojar al público en general. Para después de la
ceremonia se había previsto que los invitados oficiales pasarían a la sala de
gálibos, donde la Sociedad Española de Construcción Naval les ofrecería un
espléndido lunch.
Y llegó el día de la botadura, el 23 de enero de 1925. Se
hizo el lanzamiento del “Príncipe Alfonso” coincidiendo con un homenaje que toda
España rendía al Rey Alfonso XIII por su onomástica. La jubilosa jornada tenía
su nota triste, ya que únicamente un solo barco restaba por lanzar. “Si nuestra
Marina de Guerra necesita barcos, si España es un país esencialmente marítimo,
si ha pasado al capítulo de frases bárbaras e inconcebibles aquella de “Marina
poca y mal pagada”, si estos barcos han de construirse, no se espere un momento
más para la colocación de nuevas quillas que, a la par que contribuirán al
engrandecimiento de España, solucionarán la crisis pavorosa del trabajo en
nuestras envidiables factorías”, escribía Gonzalo Meirás en el diario local.
Ferrol, siempre implorando carga de trabajo para los
astilleros. Fiestas cuando había cartera de pedidos y depresión cuando se
hacían largas travesías de inactividad con miles de trabajadores despedidos o
en paro. Los dichosos dientes de sierra que caracterizaron y aún hoy marcan
nuestro “modus vivendi”.
Carlos Fernández en “El crucero en la Armada española.
Empresa Nacional Bazán, 1993”, editado por la E.N. Bazán, entra en materia:
“los periódicos locales dedican amplios espacios a la botadura y, como casi
siempre, insisten en que deben de construirse más buques”.
La Voz de Galicia en un comentario editorial incide
en el asunto: “Cuando hoy descienda a la ría el crucero Príncipe Alfonso, entre
aplausos y exclamaciones jubilosas, quedará abierta una interrogación: ¿se va a
poner la quilla a un nuevo buque mientras se termina la construcción del
almirante Cervera, próximo a la botadura? Hay que contestar afirmativamente a
esta pregunta”.
La botadura se efectúa en la fecha antes indicada a las 12:30
horas. Tras el lanzamiento al mar del citado buque, se sirvió en la sala de
gálibos un lunch al que asistieron unas seiscientas personas. El menú servido
por el hotel Palace de La Coruña fue el siguiente: consomé de gallina trufada,
jamón en dulce, sandwiches variados, medias noches de fuagrás, dulces y pastas
finas, bombonería, helados, café y té, vinos, champán, licores y tabacos.
Durante el lunch tocó la banda militar dirigida por el maestro Baudot. […] Por
la noche hubo una función de gala en el Teatro Jofre interpretando la compañía Ladrón
de Guevara, la obra de los hermanos Quintero “Las vueltas que el mundo da”.
También tuvo lugar un baile en la sala de la piña.
El buque Príncipe Alfonso entró en el servicio de la Armada
en octubre de 1927. Sus características eran: desplazamiento normal, 7.975 tns,
desplazamiento máximo, 9.325 tns; eslora, 176,6 metros, manga, 16,61 metros,
calado 5,03 metros, velocidad, 34 nudos, dotación 560 hombres.
El crucero formó parte, finalmente, de un grupo de tres con
el “Almirante Cervera” y “Miguel de Cervantes”, viendo así Ferrol cubierto su
trabajo durante varios años, lo que motivó gran alegría en la población, como
no podía ser de otra manera.
¿Cómo salió de 1924?
Ferrol entró en el nuevo año como ya queda dicho, pero ¿cómo
salió de 1924, a la sazón España bajo el régimen político de la “patriótica
dictadura” de Primo de Rivera?. Precisamente, como consecuencia de la nueva organización
en los municipios se produjeron destituciones y nombramientos de alcaldes. En
el caso de Ferrol, Rafael Romero y sucesor, Antonio Usero. Al primero se le
asocia con la campaña pro-Ferrocarril Ferrol- Cortiñán -Santiago, ya iniciaba
con Sánchez Calviño, y a Usero Torrente la continuación de la campaña y obras
como la traslación a otro edificio de la cárcel del partido, el proyecto de la
casa de Correos, el enlace del ferrocarril con el astillero y las diversas vicisitudes
de la traída de aguas.
En el orden económico, un editorial de El Correo Gallego
subraya que el año 1924 ha colmado las medidas de la resistencia rentística de
las haciendas familiares y se pregunta al respecto “¿Cuántos son los que pueden
hoy regalarse una docena de sardinas? ¿En cuántos hogares entra ahora
diariamente un trozo de ternera?” Cita también “el lujo de vestir, sobre todo
de la juventud femenina y dice: “La media de seda, el costoso zapatito y la
piel son prendas de uso común entre las mozas, cuyas madres a lo mejor calzan zuecas
y cargan sellas de agua a la cabeza”.
Acerca de la higiene pública y privada, nada se ha movido: “salimos
del 24 como hemos entrado. Las mismas pocilgas en ciertos barrios, el mismo
hacinamiento de criaturas humanas en horribles tugurios”.
En materia de vías de comunicación, con aguda ironía, el
editorialista relata: “hemos ganado medio tranvía hasta que salve la distancia
del muelle a la Puerta Nueva. ¡Cuántos lo negaron a pesar de haber este
duplicado y triplicado el valor de la propiedad situada a lo largo del camino
de hierro!” y apostilla “a esos malos ciudadanos, Ferrol debía calificarlos de
indeseables”
En arreglo de calles y plazas se afrontó el complejo proceso
de canalización a través de las calles para la tubería de conducción de las
aguas. En edificaciones urbanas vio el año viejo terminado el elegante Palacete
del Banco de La Coruña “y hace entrega al año nuevo del que será suntuoso Casino,
comparable al celebérrimo Palacio de la Dignidad, nombre popular del edificio-escuela
municipal de Ferrol Viejo”.
Este era el retrato de un Ferrol que avanzaba lentamente en
el aspecto social y urbano y vivía pendiente -más o menos como hoy- de la carga
de trabajo de “La Constructora”, hoy Navantia Ferrol.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.