martes, 8 de octubre de 2024

 

                                               El Ferrol chocolatero

                           Talleres de la fábrica de chocolates El Hórreo (Guía de la Ciudad, 2ª época 1945)
Recientemente se celebraba el día mundial del chocolate, lo que nos podría valer de justificación para el tema de hoy. Pero, además de la efeméride ¿quién mejor para hablar y presumir de chocolate que Ferrol? Tengamos en cuenta, simplemente, que el céntrico barrio de la Magdalena se define de manera gráfica como tableta de chocolate. Es decir, lo llevamos en nuestras señas de identidad, aunque sea tirando del lenguaje figurado.

Por si fuera poco, no hemos de echar de menos que Ferrol fue una de las ciudades de Galicia, pionera en la fabricación de chocolate. Avalemos el aserto con alguna documentación.

En el periódico diario La Monarquía, de fecha 2 de abril de 1895, leemos:

“Nunca con mejor satisfacción que cuando tenemos que dar cuenta a nuestros lectores de los progresos que la industria hace en esta ciudad, tomamos la pluma para cumplir con nuestro deber de periodistas, pues es axiomático que a medida que crece el movimiento industrial, adquieren los pueblos mayor bienestar y logran conseguir elementos propios de vida e independencia. Un paso importante en esa senda se ha dado hoy en nuestro pueblo, estableciendo la fabricación de chocolate, que nos relevará de ser feudatarios de las fábricas de las grandes capitales, obteniendo así la doble ventaja de la economía particular y del enriquecimiento del Ferrol.

Don Luis Rey Castro ha montado con todos los adelantos del arte y de la mecánica una gran fábrica de tan necesaria materia alimenticia. En la Plaza de Armas número 38, antigua casa Taboada y titulada El Heraldo de Ferrol, en la que no ha omitido gasto alguno, para que dicho artículo, ya sea elaborado a máquina o a brazo, reúna no solo las condiciones de pureza cuya cualidad haya dispuesto el señor Rey a mantener aún a costa de sacrificios, sino el aroma y propiedades características de las primeras materias que entran en su elaboración.

Para conseguirlo, ha adquirido los más modernos aparatos, contratado reputados oficiales y en breve recibirá de Barcelona esos pequeños detalles que tanto realzan la presentación de los géneros, pero que el señor Rey no ha tenido inconveniente en prescindir de ellos para abrir su establecimiento, porque sabe que al público le convencen más los hechos que las apariencias.

Para mayor comodidad de los aficionados al buen chocolate, que suponemos seremos muchos, el Heraldo de Ferrol”-el nombre de este periódico es más apropiado para una cabecera periodística-  ha abierto un despacho en la calle Real número 147, en donde se reciben también los encargos para la fabricación de tareas particulares.

Al poner punto a estas líneas, no sabemos si felicitar al señor Rey por la apertura de su gran fábrica a la que auguramos un brillante porvenir o si felicitar al Ferrol por poder contar con un centro de trabajo tan importante”.

Tan solo al año siguiente de su puesta en marcha, en la exposición de Lugo la marca El Heraldo de Ferrol fue medalla de oro. El propietario había desplegado una gran campaña publicitaria en la prensa local, esto es, “La Monarquía” y “El Correo Gallego”:

“Chocolates el Heraldo de Ferrol, de Luis Rey Castro, fábrica María 38, Plaza de Armas, antigua de Taboada, Depósito en Real ,147.  Chocolates exquisitos elaborados a máquina y a brazo desde una peseta el paquete hasta 2,50 pesetas. Elaboración esmerada, se garantiza su pureza aún en las clases económicas. Se hacen tareas de encargo… “

Queda en el aire, porque no hallé el dato, la duración de esta “dulce” experiencia empresarial. Todavía el 2 de diciembre de 1901, “El Correo Gallego” insertaba un suelto en el que se dice que “la fábrica de chocolates El Heraldo de Ferrol obsequió a sus parroquianos con bonitos almanaques de bolsillo. Siguiendo el rastro de sus publicidades, no parece que vaya más allá del año 1910. Sí cabe resaltar que deja la máquina de vapor en el año 1907 ya que se anuncia como “Gran fábrica de chocolates con motor eléctrico”.

Unos años después, en el 1918 aparece una nueva firma “Chocolates Helvetia” a la que le seguimos la pista a través del sello publicitario en la prensa local, concretamente en “El Correo Gallego”, ya que “La Monarquía” dejó de salir en el año 1896:

Chocolates Helvetia marca y nombre registrado. El éxito alcanzado por estos chocolates es el mejor testimonio de su bondad. Cada día son más solicitados por el público, que ha sabido reconocer desde un principio la superioridad de su clase y convencerse no solamente de la excelente calidad de las primeras materias que entran en su fabricación, sino también de la irreprochable limpieza con que son elaborados. Esta casa, queriendo corresponder a ese favor del público y sin omitir sacrificio alguno, ha venido perfeccionando día a día su producción, pudiendo hoy asegurar que los Chocolates Helvetia no tienen rival. Solicítelo usted en todos los buenos ultramarinos y en su fábrica, María 54 (Plaza de Armas) Se venden a 1, 1,25; 2, 2,50; 3 y 4 pesetas el paquete”

Esta marca utilizaba todos los recursos en su introducción en el mercado ferrolano. Es así que se anunciaba como favorecedor de la inmunidad contra la gripe. “Esta (la inmunidad) se obtiene exclusivamente con el uso de los chocolates Helvetia y para los convalecientes de aquella enfermedad no hay ningún otro reconstituyente que pueda superarle, teniendo en cuenta los excelentes artículos que entran en su fabricación y los grandes cuidados con los que se elabora”, reza su publicidad.

Helvetia llegó a regalar a sus consumidores una magnífica y rica escultura de la Virgen del Carmen. De pasta de madera, de metro y medio de alto, la cual se exhibió en uno de los escaparates de don Saturnino Montalvo. La escultura se adjudicaría al poseedor del número igual al del premio mayor del sorteo de la Lotería Nacional. El favorecido, si no quería la imagen, sería abonado con 800 pesetas.

El propietario de esta industria era Segundo Cotovad, que había sido alcalde de Ferrol y cuyo hermano, Antonio, componía una especie de ripios, para llamar la atención, como recurso publicitario:

Está apenado, don Bruno

y para aliviar su pena

Toma HELVETIA al desayuno.

y… Toma HELVETIA  a la cena.

Antonio Cotovad anunciaba también los víveres finos Amador tirando de este tipo de fórmula poética "sui generis".

Señalar que todavía en los años 50 se anunciaba Chocolates Helvetia en las páginas de “El Correo Gallego”, rivalizando a esas alturas, como luego veremos, con chocolates El Hórreo. En 1955 incluso se disputa un trofeo de fútbol que patrocina Helvetia.

En la guía de la ciudad de enero de 1945 se incluye, en el capítulo de industrias de Ferrol, a Chocolates El Hórreo. Dice así la referencia:

“Muchísimos son los requisitos que precisa una industria de cualquier tipo que sea para que el nuevo Estado español le otorgue el título de Industria modelo. Su producción ha de tener unas mínimas garantías de asepsia y bondad. Su personal obrero y técnico ha de estar a cubierto de todo riesgo propio de su profesión y con la protección social que el Estado exige. Su elaboración ha de ser rápida, necesaria y beneficiosa para la economía nacional, etcétera. Todos estos requisitos y otros muchos concurren en los Chocolates el Hórreo, única industria de este tipo de la región gallega que ha sido galardonada por la superioridad como “industria modelo”.

 Fundada en 1928 por don Manuel Romero y Don Germán Seijas, emplearon todos sus entusiasmos en mejorar las instalaciones, el material y su capacidad de fabricación, hasta el extremo de que llegó a alcanzar sin dificultad alguna las 12.000 tabletas en las 8 horas de trabajo. El sistema que se empleaba para la fabricación era el sistema en serie o sistema de cadena, que permitía conseguir el máximo aprovechamiento con la cantidad mínima de esfuerzo.

“Durante el funcionamiento de la fábrica -señala la publicación- da esta una sensación, a la que afortunadamente nos vamos acostumbrando, de limpieza y cuidado al ver a los obreros y obreras convenientemente uniformados con sus cofias, a la vez que desprovistos de toda clase de adornos y joyas, que, en un momento dado, pueden ser causa de un accidente. Esta industria por algo es modelo, adelantándose a las conquistas de nuevo Estado en la cuestión social. Antes de instituirse las leyes de seguros obligatorios, ya ofrecía estas mejoras a sus empleados y en la actualidad nada les descuenta por este concepto, pasando ese cargo a la cuenta de pérdidas y ganancias, con lo que salen indudablemente muy beneficiados los obreros”.

Faltaría por añadir que La razón social de Chocolates El Hórreo se llamaba La Industrial Gallega.

 Publicado en el suplemento dominical Nordesía/Diario de Ferrol, 06-10-2024, bajo el título genérico de "Curiosidades ferrolanas", apartado de Historia.

 

 

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